Víctor Manuel Barranco Castillo es un periodista de huella profunda en el estado Lara. Con éxito se ha paseado por distintos y controversiales escenarios mostrando siempre una inteligencia de gran vuelo que algunas veces puede ser halcón que atemoriza y otro colibrí que dibuja poesía buscando el néctar de flores ocultas en las sombras de cotidianos dramas sociales. Empresario en el mundo de la comunicación ha sido dueño y director de periódicos, inventivo productor de noticieros radiofónicos, director y moderador de programas televisivos y ahora saeteado por su condición de abuelo, excelente cronista de los silencios bochornosos que como sociedad mantenemos ante el infortunio de personas atrapadas en la desilusión vital. Bien informa del nivel intelectual de Víctor Barranco su curriculun donde registra ser licenciado en Comunicación Social egresado de la Universidad Católica Andrés Bello, una Maestría en Propaganda Política y Guerra Sicológica en la Universidad de Colonia Alemania, otra maestría en Florida Estados Unidos en Administración de Empresas y también una en el IESA sobre Mercadeo.En verdad es larga la lista de títulos académicos contenidos en su hoja de vida pero allí no consta que su impacto como comunicador social no se debe a la admiración por sus estudios sino a su puntería en tocar temas de plena vigencia , algunos de ellos preteridos por urgencias informativas pero que Víctor sabe colocar en primer plano al destacar su dimensión humana.. Pero en sus múltiples y anteriores facetas como periodista y asesor comunicacional en campañas políticas y promociones de imágenes corporativas el muy inteligente colega no había mostrado con exactitud su talento como escritor, su virtud para usar la palabra y convertirla en cincel implacable mediante el cual talla esculturas cruentas y dolorosas de casos de la vida real que sin su pluma se hubiesen perdido a nuestra vista dentro del magma social que nos contiene y nos somete a calladas resignaciones. Los reportajes en Voz Baja que cada miércoles aparecen en El Informador se han convertido así en un despertar de la conciencia colectiva frente a la angustia solitaria que padecen quienes son victimas de graves injusticias ocasionadas por la insensibilidad, .la prepotencia o simplemente la indiferencia, actitudes todas que contradicen y golpean los paradigmas éticos sobre los cuales pensamos y asumimos está montado el tinglado social al que pertenecemos. Los textos de calidad literaria escritos por Víctor Barranco y recogidos para la posteridad en este libro tienen como valor principal la oportunidad periodística pero transcienden la temporalidad porque contienen la universalidad de la condición humana. En ellos encontramos el fatalismo de la adversidad arrojando a los albañales la ilusión de personajes castigados por emboscadas del destino y en ese desentrañar de la impotencia de los débiles Víctor construye puentes literarios con el universo patético de O Henry. Pero a diferencia de este escritor, cuentista y periodista norteamericano cuyo verdadero nombre era William S Porter, nuestro colega y paisano no se detiene en el simbolismo como lección de vida sino que increpa al lector desde la furia contenida de un militante de la vida que enfrenta el miedo y el dolor con los ojos abiertos al estilo de Hemingway. Y al llegar a este punto del compromiso del escritor con la realidad de donde entresaca sus personajes , a quienes convierte en expresión de los muchos alter ego que pueblan su sensibilidad , es donde podemos comprender el acto creativo de Víctor Barranco quien no acude a la ficción para presentarnos personajes que nos permitan acceder al drama sino que trabaja con seres humanos concretos que él presenta desde un ángulo trágico definido con nitidez con ayuda de un lenguaje donde se confunden entrevistador y entrevistado.. De esta forma, sin modificar circunstancias, situaciones ni características propias de las victimas sociales que nos enrostra, construye un mosaico completo de sentimientos a partir de una descripción sin metáforas, solamente con la palabra hecha bisturí que sin desvíos desnuda verdades que por pudor solamente comentamos en voz baja. A diferencia de los escritores que trabajan con personajes de ficción sobre los cuales tienen un poder demiúrgico como genialmente lo ejemplifica Unamuno en Niebla, los periodistas estamos constreñidos a respetar escenarios y protagonistas para no traicionar la credibilidad de nuestra profesión, pero no obstante podemos acudir al rol de interpretes que nos está permitido para de esta forma integrarnos a esa realidad que por humanos podemos vivir mas allá del papel de testigos o espejos indiferentes. En las muchas novelas que constituyen la Comedia Humana Honorato de Balzac nos entregó un amplio espectro de conductas orbitando éxitos esquivos, en cada uno de ellos estaba reflejado su anhelo personal por lograr un estatus que le sustrajera del sufrimiento social de sus personajes. Esta zona contigua entre ficción y realidad que nos permite llegar al autor mediante el análisis de sus hijos literarios nos habilita para intentar aproximarnos a ese Víctor Barranco que no inventa pero que si convive en acto de solidaridad humana con personajes transidos de dolor moral. Entonces nos es licito presumir que detrás de este Barquisimetano nacido frente a la plaza Candelaria de Caracas y criado en Bararida , casado desde hace treinta años con la trujillana Neyla Soto Barroeta, padre de Víctor Manuel, especialista en informática y Carlos Alejandro periodista con maestría en la Universidad Complutense de Madrid y desde hace dos años abuelo por causa de Víctor Manuel III, habita un angustiado poeta que busca resolver enigmas ontològicos a través de miradas acuciosas hacia un dolor del cual no se es victima pero si interventor por vía de una lucha existencial implacable. Víctor Manuel Barranco Castillo hace con este libro entrada triunfal al mundo literario del Estado Lara y posiblemente obtenga sitial a escala nacional y mas allá, porque los dramas y personajes presentados no son epifenómenos singulares y extraños por escasos sino que son expresión terrible de una realidad que nos invade y de la cual apenas observamos sus primeros indicios, como las ratas primeras aparecidas en La Peste de Camus. Por ello no nos detengamos en el repaso de estos textos como acto sucedáneo que nos exonere del compromiso de integrarnos en una solución colectiva. Convirtámoslos en una motivación ética que nos permita adentrarnos en logros ciudadanos que nos conecten con los sueños de construir esa tan anhelada armonía nacional que tanto se invoca y tanto se aleja. Si con algo debemos terminar este prologo es con una amplia recomendación a los colegas que trabajan en la docencia universitaria para que hagan de este libro lectura obligatoria para que el periodismo retome las excelsas bondades del lenguaje en beneficio de una sensibilidad humana amenazada y aislada por el desborde de tecnicismos y esquemas simplificadores que han hecho de nuestra profesión un oficio gerencial en detrimento de la vena literaria que siempre había tenido.
Jorge Euclides Ramirez. 27/06/2008
A manera de presentación
Por:
Mauricio Gómez Sigala
Los muy leídos, y comentados, trabajos que cada miércoles EL INFORMADOR tiene oportunidad de llevar a miles de lectores de la región centro occidental, titulados En Voz Baja, del periodista Víctor Manuel Barranco Castillo, significan un extraordinario aporte periodístico para la comprensión de circunstancias, situaciones vitales y dramas que cotidianamente se viven en nuestra colectividad que, por lo ajetreado del mundo moderno, no terminamos de asimilar debidamente. De allí la importancia social que tiene el hecho de recopilarlos en un libro para facilitar su lectura.
Quien lea o relea estos reportajes habrá de convenir en que constituyen una valiosa contribución al mejor conocimiento de nuestro país, de sus mujeres, de sus hombres, de sus costumbres, de las miserias del ser humano y de su grandeza, de donde surgen enseñanzas que, en medio de sus problemas o rencores, ofrecen los protagonistas de estos episodios que son relatados en prosa sencilla, que sin duda alguna deberán de servir de ayuda a profesionales de las más diversas disciplinas científicas relacionadas con la conducta del ser humano.
La personalidad y profesionalismo de Víctor está ligada estrechamente a la casa editora de EL INFORMADOR, donde luego de egresar de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Católica Andrés Bello desempeñó de manera exitosa durante varios años la Gerencia de Publicidad y Mercadeo, construyendo luego a esfuerzo propio un extenso currículo en el ámbito comunicacional privado, que la ha valido reconocimientos y distinciones de los más variados sectores de la vida nacional.
Con En Voz Baja, Víctor incursiona en el mundo de la literatura en el que encuentra, me atrevo a decir, un alto grado de satisfacción profesional, utilizando una metodología preconcebida que lo lleva a internarse en temas de suma importancia para nuestro entorno social, exponiendo y denunciando situaciones que merecen la atención del ciudadano común y de aquel ligado a cualquier esfera de poder, con el propósito de crear conciencia que pudiera traducirse en vivencia constructiva.
Por todas estas razones y por las muchas peticiones de los lectores que desean conservar la recopilación de todas las entregas de En Voz Baja en un solo volumen, EL INFORMADOR, en los albores de su XL aniversario se complace en patrocinar la publicación de este libro, teniendo como norte la necesidad de reafirmar un conjunto de valores que deben hacer de nuestra sociedad una instancia más solidaria.
Mauricio Gómez Sigala
Director General
EL INFORMADOR
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