Soy Madre Soltera

(Publicado el 28.03.07)

Soy Madre Soltera
A Tiempo Completo


Por: Lic. Víctor M. Barranco C.

Tiene 22 años. Una historia vivida donde la lágrima suele ser almohada. El corazón arrugado de tanto dolor padecido. Una madurez que alcanzó, justo, en el desarrollo de su propio festival de tristezas. La incomprensión de los demás, anidada en el sitio donde antes habitaban –realengas- sus mejores esperanzas. Una vida saludando los amaneceres que de golpe, descubrieron un día, que sus padres querían más al qué dirán, que a quién hasta entonces era la niña de sus ojos. Por ello se sintió a partir de ese momento , accidente, consecuencia, desecho. Ese puño de sueños que, sin imaginárselo, sin preverlo, se convirtió en pesadilla sin que nada pudiera hacer por evitarlo...un estallido imprevisto de la realidad, una forzosa e involuntaria medición de la confianza, el momento de la prueba de adultez…y un sin fin de preguntas hechas en medio del más grande de los temores, ¿cómo una nueva vida puede generar tanta rabia en los demás?...¿por qué deben pagar los niños, las culpas, los deseos, o el que algún sueño de amor no salga como esperaban?. ¿cómo saber que es cierto cuando alguien nos promete amor? ¿será que una joven no se puede equivocar y ser comprendida, y hasta perdonada, por quienes dicen ser las personas que más la quieren?. ¿será que a los jóvenes les está prohibido equivocarse??
Madre, Joven, estudiante y soltera...mucho, quizás, para su edad y para el convencionalismo social dónde deben vivir sus padres y ella. Demasiado para quienes soñaron un traje blanco, una fiesta que envidiasen los amigos y conocidos, y una familia, ni siquiera mejor, solo como la que a ella le dieron. Mucha vergüenza para quienes criticaban a las otras, y ponderaban la pudibundez de la suya. Una lección demasiada dura para quienes sintieron que ni siquiera ellos la habían preparado para no ser engañada. Demasiada realidad para la fantasía en que muchos envuelven lo que esperan de sus hijas. Demasiada culpa, para admitir que la misma pudiera haber sido un error de ellos, y no un desliz de ella, por las omisiones que en su momento hicieron en la educación sexual de su hija…


- ¿Te arrepientes de algo?
“De muchas cosas. De haber sido tan ingenua. De creer que el amor es para siempre. Que es un sentimiento puro y correspondido.
He aprendido que el amor, el de las parejas, y el de los padres, tienen reglas, normas, y hasta intereses y conveniencias. Y que si a ti te hace feliz, pero a ellos no, el amor se desfigura o desaparece. No hay amor desinteresado. Es más, creo que el sentimiento más interesado es el amor. La gente te ama, mientras ello no se constituya en un problema. Es muy fácil querer a quien te complace en todo. A quien es perfecto...pero basta que te equivoques, que no complazcas sus deseos, que critiques o disientas, que exijas, que no entres en las reglas del juego...para que encima de dejarte de querer, te reclamen lo que consideran una inconsecuencia”.

- ¿Qué pensaste cuándo saliste embarazada?
“De todo. Ilusión, desánimo, rabia, pena, satisfacción, compromiso, responsabilidad, vergüenza, culpa…pero sobre todo miedo, muchísimo miedo; no a tener un hijo, si no a la reacción de mis padres.. Sin embargo, luego, a pesar del miedo…sentí alegría.
Pensé que mi novio me iba a acompañar en traer al mundo, al hijo que siempre me pedía hiciéramos, cuando tenía ganas de hacer el amor...hasta que me di cuenta que no quería ningún hijo, ningún compromiso...que aquellas palabras y aquella petición eran solo una excusa para tener sexo conmigo. Pero ya era tarde. Los dos de la misma sangre, ahora en camino…uno llegando, y otro pegando la carrera”.

- ¿Qué te dijo cuando se enteró?
“Enmudeció por segundos. Luego, me dijo que dudaba que fuera de él. Que era mi culpa por no haber tomado unas pastillas que me había comprado. Que era una excusa para agarrarlo. Que le había jugado sucio. Que no estábamos preparados, Que la familia. Que la manutención. Que la casa. Que mis papás. Que el ADN. Que sus estudios. Que sus padres. Que él no sabía que hacer...en fin, demasiadas excusas contribuyendo al derrumbe”.

- Y ¿qué hizo?
“Poco a poco, se fue alejando. Una excusa siguió a la otra, hasta que un día me dijo que tenía la solución ideal..una amiga de un tío suyo, podía resolverlo; que era mejor pasar la página, no tener al niño y esperar una oportunidad mejor, que lo hacía principalmente por mí que iba a ser la afectada. Que al fin y al cabo era el hombre, y no tenía nada que perder...entonces, me sentí ofendida, humillada. Me estaba convenciendo de que cometiera un crimen..y contra nuestro propio hijo. Pensé, ¿¿como lo pude querer??? ¿¿cómo permití que me usara?? …y hasta allí llegó mi amor y mi paciencia, ese día descubrí cuán difícil
-pero cuan necesaria- puede ser la primera soledad..y cómo después de la primera, hay para gente que vive lo que yo he vivido en una sociedad que castiga sin pedir explicaciones y sin derecho a la defensa –ni siquiera a la explicación- , otras soledades”.

- ¿Y tus amigas? ¿tu familia?
“Hablé con amigas, unas me aconsejaron tenerlo..otras, que no; hasta que decidí hablar con mi madre..la que siempre me pidió le tuviera confianza, la que me decía la niña de sus ojos, la que se llenaba la boca con mis excelentes notas, con decirle a todos que yo cocinaba, planchaba, la ayudaba...pero después de confesarle mi estado… 20 años de vida modelo, no bastaron para comprender que le iba a dar un nieto..sangre de su sangre...sangre de la mía.
Me gritó, me dijo zorra, malagradecida...se agarró los pelos..¿qué irán a decir mis amigos? ¿qué hago yo con ésto? ¿cómo le explico a tu padre? ¿cómo me haces esto a mí?...y en ningún momento me preguntó lo que yo esperaba preguntara..¿te sientes bien? ¿qué te pasó? ¿te puedo ayudar? ¿alguien abusó de ti? ¿sabes qué hacer? ¿me puedes oír ? ¿te puedo ayudar? ¿fuiste al médico? ¿está bien el niño o la niña? ¿dónde está el papá? ¿te va a ayudar? ¿está contigo?...en fin, lo que yo pensaba que una madre debía hacer cuando un hijo estuviera en dificultad...más allá del error, más allá de la molestia, más allá de la vergüenza vulnerada por el amor de la hija. En fin, mi segunda gran soledad”.

- ¿Y qué pasó después?
“Me botaron de la casa. La niña modelo, no puede estar embarazada, pero no porque se perjudica ella misma, sino porque perjudica a los padres, a sus amigos, a su entorno social, al prestigio y respeto de la familia....nunca pude entenderlo, pero tuve que aceptarlo.
Agarré mis cosas, pasé una semana donde una amiga, conseguí un trabajo en una tienda, alquilé una habitación...y cuando supieron en mi trabajo que estaba embarazada, me echaron. A veces la sobreprotección legal, lo que hace es sembrar la desprotección en la madre; y a pesar que les dije que cuando pariera renunciaba sin prestaciones, el turco de la tienda, me proporcionó mi tercera soledad. A la calle, con mi barriga y sin dinero...pero a nadie le falta Dios. Una vecina, me dio cobijo, me ayudó, me cuidó en el parto, y hoy es la madrina de mi hijo..y yo, su padre, su madre, su abuelo y su abuela.
Comencé a trabajar, me ha ido bien, y hasta alquilé un apartamento”.

- ¿Y el padre de tu hijo?
“Soy yo, ya le dije soy madre, padre, abuelo y abuela”.

- ¿Perdonas a tus padres?
“Ni los perdono, ni no los perdono...simplemente, para mi no existen… yo ya no tengo padres”.

- ¿Te has vuelto a enamorar?
“Me enamoré una sola vez, y mira por todo lo que he pasado. Debo pensarlo muy bien para hacerlo de nuevo. Hay alguien que me agrada, pero hasta ahí. Mi hijo está pequeño, y debo esperar”.

- ¿Volverías a ser madre soltera?
“Soy madre soltera, a tiempo completo. Ello me ha enseñado a valorar el amor de otra manera. Si no lo hubiera sido, a lo mejor aún estaría de novia con el padre de mi hijo, haciendo el amor cada vez que el quisiera, pero sin compromiso..no hubiera conocido cuánto de verdad me querían mis padres o algunos de mis amigos...hubiera sido una niña formal...y no tuviera una vida como la que tengo, mía..solo mía..y un hijo que es la luz de mi vida...el amor que soñé..el mejor accidente que me ha pasado.
Ser madre soltera, más que una lección de amor, es una lección de vida”.

No es fácil juzgar el amor desde el dolor. Ni siquiera el odio tiene alcabalas, cuando el lodo encharca el mejor de los sueños. Es más fácil ser hijo, que tener un padre o una madre que sepa serlo. La tabla de valores propia, no siempre es el mejor termómetro para medir a los demás. Nadie entiende que seamos juzgados por lo último que hacemos, incluso, sin darnos la posibilidad de rectificar o de explicar el por qué –desde nuestro punto de vista- del error cometido.
¿cuál debe ser el papel de los padres en una situación como ésta? ¿la de inquisidores? ¿la de cómplices? ¿la de amigos? ¿la de indiferentes? ¿la de ver y no mirar?.....pues, solo deben ser padres.
Los que deben ayudar a rectificar sin dañar lo que han construido. Los que pueden sancionar como parte del proceso de aprendizaje, sin que en esa sanción se les vaya la vida del ser que crearon. Los que deben ser estrictos, si se quiere, pero sin anteponer sus intereses, por muy justificados que sean, al de los demás...máxime si los demás, son sus hijos.
La miro acariciando a su hijo orgullosa, y siento en su vida un nuevo amanecer. Una soledad productiva. Un aislamiento provechoso. El aprendizaje de mano de la dificultad, abriéndole caminos a la madurez, en medio de la llovizna. Un cielo azul reflejado en su rostro, capaz de iluminarse cada vez que su hijo le sonríe. Unos piecitos y unas manitos, acompañados de una mirada, capaces de hacerla sentir la mejor y más grande mujer del mundo.


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