La vida me obligó

(Publicado el 30.05.07)
La vida me obligó
A renunciar a la vergüenza


Por: Lic. Víctor M. Barranco C.

Tendrá – o aparenta - algo así como 70 años. La marca de la miseria, no solo se le observa en la ropa. También en los ojos, en la piel, en el hablar, en los gestos. En aquella mirada perdida que sirve de hospedaje a más de una lágrima, casi por costumbre.
Tuvo casa, carro, y hasta afectos. Sin embargo una enfermedad mental, lo condenó a prescindir de su familia; o mejor dicho, que su familia prescindiera de él....y el alcohol, el desamor, la miseria, la inmundicia, la falta de trabajo, y la costumbre..se encargaron de lo demás.
Recoge latas, desperdicios, y alguna que otra pieza para comer que pueda saciar su hambre, sin tener que detenerse en el aseo, la presentación, la higiene o exigencias exquisitas de alguna índole.
Es la demostración más palpable de que lo más cruel de la pobreza no es la carencia… es no poder escoger. No poder decidir. Es vestirse con lo que los demás dejan. Comer, lo que otros no comen. Pasar, después que otros lo hacen. No conocer la privacidad, ni el respeto, ni los derechos. Es haber perdido la estima frente a los demás. Es vivir sin nunca haber escogido de que manera hacerlo.
“Reside” a la vera de un edificio abandonado en plena avenida veinte. Frente al mundo que lo desprecia. Cerca, irónicamente, de la casa de la luces, del saber, de la realización personal y profesional. En medio de la vía urbana más importante de la ciudad. Frente a todos. Solo, sin más compañía que los ojos que lo juzgan. Allí unos trapos preservan su “intimidad” y hasta un perro y algunas matas tiene.
Una especie de improvisado jardín donde no solo siembra una escasa y maltrecha vegetación, si no que un sinnúmero de particulares e inquietantes miserias…lo separa de la formalidad urbana, del manual de Carreño, de la comida caliente, pero también del afecto, del amor, del respeto; de ese equipamiento mínimo que debe otorgar la condición humana a cualquier individuo, más allá de su condición económica o afectiva. . Padece el mal del abandono, del desamor. Solo el frío le acompaña. El que siente en su cuerpo cada noche sin abrigo…y el que presiente en los ojos de los demás, cada vez que lo miran.

- Buenas, cómo está..¿puedo hablar con usted?
- “Sobre qué será”, me pregunta

- Sobre usted..quisiera preguntarle algunas cosas
- “¿Cómo para qué..?”.insiste

- ¿Tiene mucho tiempo viviendo aquí?
- “Viviendo no sé...pero aquí llevo ya algún tiempo, mucho creo. En estas condiciones el tiempo no importa. Los días, simplemente pasan. Sin nombre, sin identificación. ”

- ¿ Tiene esposa, hijos, familia?
- “Tuve, mi amigo, tuve... La esposa, los hijos, las amistades, solo existen si tienes algo que darle. Nadie te quiere cuando no le puedes dar cosas. Cuando se acaba el empleo, o ya no hay que aportar.... sobras en la casa. Nadie se cala un viejo enfermo.
Mire, los hijos no son de uno. Son de ellos mismos.
Y las esposas, tampoco.
Amigos, los tuve y muchos. Algunos pasan por aquí, y se hacen los desconocidos. Pero cuando tenía para brindarlos, cuando me sobraba para parrandear, entonces me faltaba tiempo para atenderlos y recibirlos. Yo era el centro de atención de ellos, el ejemplo a imitar…el hermano del alma.
Pero quien quiera estar solo, entonces que convoque la pobreza. Quien ame la soledad, debe empezar por desprenderse de todo lo que tenga valor. Nada aleja más a la gente que la miseria. Nada ahuyenta más a los amigos, que el no poder brindarlos. Nada enfurece más a los afectos –incluidos los familiares- , al menos a los míos, que decirles “no tengo”, cuando piden algo. Nada convoca más al desprecio, que el desempleo…el hambre y la miseria no se contagian”.

- Entonces, ¿el amor no existe?
- Mientras tengas algo con que alimentarlo, existe. El amor, te lo digo yo, es una gran mentira. Amor con hambre no dura. Ni el de hombre, ni el de mujer, ni el de hijo..ni el de nada. El amor es lo más interesado que existe. Es un toma y dame. Un intercambio de cosas. Incluso, si es uno solo el que acaricia, la cosa no sirve. En nuestra sociedad el amor se nutre, la mayoría de las veces, de la pasividad e incondicionalidad del otro. Pretendemos, en nombre del amor, imponerle al otro nuestro modelo de gente”.

- ¿Y el amor de madre?
- “De ése no sé. O simplemente, no me acuerdo. La mía murió estando yo muy chiquito. Nunca lo sentí, nunca lo tuve, nunca me acompañó y por ello no lo extraño.”

- ¿No siente arrepentimiento o rabia, por vivir cómo hoy vive?
- “Siento de todo. A veces agradezco incluso, el no tener un espejo cerca para no ver la miseria en que me he convertido. Este cerro de inmundicias en que habito. Este torneo de malos olores en que me despierto. Este pedazo de nadie donde duermo. Este rincón del diablo, donde paso mis últimos días”.
- Y el perro, y las plantas..¿ama éso?
- “El perro me cuida de otros más miserables que yo..y las matas, me permiten orinar sin mayores problemas con la autoridad. Algo así como mi policía y mi baño particular…¿qué tal?”

- ¿Cree en Dios?
- “O no existe, o alguien me sacó de su camino. Por aquí nunca ha pasado. Y si ha pasado, míreme, y pregúntese que tengo que agradecerle. Qué o cuánto me ha dejado para amarlo. O a lo mejor le echaron un cuento equivocado o un chisme mal intencionado y me está poniendo a pagar unos platos que yo no rompí. Yo no sé de eso..pero, por qué si es tan poderoso, hay tanta injusticia y tanto miserable como yo...primero me mandó una enfermedad, después me quitó la familia, y ahora me tiene en este estado, pasando hambre y dando pena...dígame, usted de verdad cree que un Dios bueno permitiría esto que ves? ¿habrá misericordia para quien como yo lleva años pagando una culpa, que ni siquiera sé cuál es? ¿por qué los que roban, ésos que todos conocemos y que son muy poderosos, andan en carrotes y comen bien y yo que lo que hice fue quedarme sin empleo debo cargar con todas estas penas a cuestas”

- Hago silencio. Me miro en sus ojos, y en ellos veo toda la rabia del mundo, contenida en ese ver adentro con pena. Veo al perro y las matas, y entiendo el por qué de su rabia. Miro al cielo, y recuerdo incluso al verbo hecho carne en su peor momento protestar y preguntar también...padre, por qué me has abandonado?

- ¿Eres ateo, entonces?
- Ni ateo, ni un carajo. Soy lo que ves. Nada más que éso”.

- ¿Has vuelto a ver a tu esposa, o a tus hijos??
- “Sí...los veo y lloro. Los veo, y me provoca morirme. Los veo y me da pena. Los veo, y quisiera pedirles que me llevaran con ellos, que me recogieran, que me bañaran y me contaran qué hacen..qué piensan..sí me extrañan...pero qué va...dejo de soñar despierto, y regresó acá a este lugar, a rogar que no llueva...y que no venga algún loco a hacerme daño, o a quitarme la platica que hice con las latas. Allí todo se me olvida. Allí cierra la puerta la esperanza. Allí bajo la Santamaría de los sueños, y abro el portón grande de mis diarias y horribles pesadillas”.

- Y ¿el amor?...y ¿el sexo?
- “Bueno, uno se defiende como puede. Siempre hay algún rebusque, y si no, hay un lugar en la Carabobo que por una platica, te dejan bien satisfecho...y hasta me dejan que me bañe..antes y después del placer. Además no hay celos, ni reclamos, ni regaños, ni familia, ni obligaciones. Voy, me satisfago y ya. Hago el amor como los animales. Sin recuerdos ni compromisos,,,aunque después siento como un hueco en el estómago, como un vacío en el pecho, una cosa rara que sin ser cursi, me echa a perder el cuerpo”.

- ¿Vas a vivir para siempre aquí?
- “Creo que voy a vivir poco. Tengo muchas dolencias. Como muy mal. Mucha basura. A veces tengo hemorragias. Sangro al orinar y me cuesta mucho hacerlo. Me dan mareos. Fiebre. Dolores en los huesos. Creo que no es mucho lo que me queda, pero, ¿ para donde voy a agarrar con esa pata hinchada??..sí, creo que lo poco que me queda, lo voy a vivir aquí”

- ¿Esperas la muerte?
- “Ya no espero nada. Ni siquiera esa tranquilidad con la que muchas veces he soñado. Esperé muchas cosas, y solo tengo suciedad y este dolor que me arrecha cada vez que veo a alguien más maluco que yo, lleno de real y de salud. Todos pedimos justicia..pero no hemos visto ni siquiera la justicia divina. O cree ud., que Dios no sabe lo que me pasa si es tan poderoso, y si está en todas partes????”

- ¿Por qué le echas toda la culpa a Dios? ¿tú no crees que también tienes mucho de culpa en lo que te pasa?
- “Porque siempre me dicen que El es quien toma todas las decisiones de los humanos. Que aquí se hace su santa voluntad…entonces ¿le creo o no le creo a los curas? ¿debo agradecerle cuando me da felicidad, pero no puedo reclamarle cuando es infelicidad, miseria y tristeza lo que me trajo en Navidad?..explíqueme éso”.

-¿Y si yo te ofreciera un trabajo?
- “Ah carajo, me salió bondadoso el doctorcito!!! ¿y en qué me va a poner a trabajar?..¿y dónde voy a vivir? ¿ con qué me voy a comprar ropa?...¿y qué voy a hacer?...no hombre, yo no tengo regreso. Yo crucé el camino de la dignidad hace tiempo. Ya ni pena siento, cuando me ven en esta inmundicia en que vivo. Ya no siento asco cuando revuelvo un perol de basura y me toca comer las sobras de alguien que ni conozco cuando en mi época no comía ni siquiera recalentado. Hoy hasta me alegro, cuando consigo alguna fruta a medio podrir. La vida me obligó a renunciar a la vergüenza….ya no me respeto, ni me creo, ni me quiero. Déjeme aquí..no se complique la vida. Y si de algo le sirve, sólo mírese en este espejo…y valore lo que tiene. No se quede limpio, que pobre hiede.”

Me da la mano. Llena no solo de miserias actuales, sino que también de algún cariño en el pasado, de algún trabajo, de algún esfuerzo..incluso de alguna limpieza. Unos días después del encuentro, abandonó –o lo hicieron abandonar- la morada accidental.
No quedaron ni sus matas..ni su perro, ni siquiera huellas de su larga estadía en esa construcción que lleva años a medio construir.
En medio de ese vacío de horror que una vez le acogió para compartir con él sus miserias, me pregunto: ¿Será suficiente vivir como vivimos para ser felices?.¿ Será el prójimo una preocupación obligante...o solo una referencia a la hora de mostrar alguna sensibilidad coyuntural?.
¿Es Dios solo amor...o debería tener para efectos de gente como mi entrevistado de hoy, alguna participación práctica en la solución de sus problemas?.
¿Será la propia realización la única meta...podemos ser felices frente a una miseria que amenaza con invadirnos a todos....está el amor, la amistad, Dios en el camino de los pobres...o solo los convoca la sonrisa, la limpieza y la suficiencia?.
..Lástima que, para saberlo a plenitud, hay que pasar necesariamente por la estación de las miserias. Y éso no es una opción…es solo el más cruel de los castigos.

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