Me aterra convertirme en esposa

(Publicado el 06.06.07)

Me Aterra
Convertirme en Esposa


Por: Lic. Víctor M. Barranco C.

Tiene algo así como 28 años. A simple vista, es una mujer como otras..solo que más “arreglada”, mucho más sensual…cualquiera diría que provocadoramente atractiva. Ha hecho de la profesión más antigua del mundo, un sitio donde la necesidad le ha hecho detenerse. Tiene una doble vida. Arrugado el sitio del amor. Envejecidos los amaneceres, y ese curioso ruido que en el silencio, suele incomodar -a veces hasta las lágrimas- a la propia conciencia.
Dos hijos, muchas frustraciones, un aborto, un trauma de la niñez cuando su propio padre abusó sexualmente de ella, le han dado suficiente dolor, como para no saber cuál es el número de cicatrices que lleva por dentro, cuando nadie comprendió su pena, y cada quien la miraba como libro abierto, como juguete fácil, como mariposa cautiva, como esas mascotas capaces de hacer cualquier cosa, con tal de complacer a quienes quieren..o a quienes le satisfacen alguna necesidad. Hizo de la oscuridad una cómplice, de las madrugadas un aliado, de las sábanas un instrumento, del placer un oficio…cuando en medio de la tempestad descubríó lo letal que puede ser el viento.
Nunca adivinó poesía en el vuelo de los pájaros, ni lo hermoso que puede resultar ser acariciada por otros ojos, ni la atención desinteresada, ni la caricia sin final feliz...fue condenada a sentir en la carne, todos los escenarios de sus tristezas, o sus alegrías. Todas las vergüenzas, y hasta a pensar que el placer proviene de alguna de ellas. La providencia le obligó a confundir el placer y el amor, la piel y el corazón, el alma y la conveniencia. Inventó un mundo de inconformidad, no por ser moderna o excéntrica...solo para justificar y justificarse en medio de las continuas trasgresiones al pudor, a la vergüenza aprendida, a aquellas reglas morales que se salta sin complejo de culpa. Necesita ruidos para su silencio. Lo que ayer fue repugnancia, asco, irrespeto, laceración de la autoestima…hoy, irónicamente, es medio de vida. Conveniencia material. Camino expedito. Epitafio del orgullo. Una venganza planificada en medio de la agresión incestuosa, la hizo caer más abajo. Ser más instrumento de placer. Pero, según ella, nadie escoge sus males…solo los alimenta. Lo que condenó para siempre su respeto, después le sirvió de medio de vida…y hoy como las grandes heridas, que si bien consecuencian cicatrices para que nunca las olvidemos; llega un momento en que dejan de doler, aunque irremediablemente, nos acompañen para siempre….sobrevive, con su oficio a cuestas.

- ¿Qué te inició en la venta de tu cuerpo?
- “Siendo yo muy joven, mi padre se acercaba a mi cuarto de noche, y me besaba, me acariciaba…me tocaba. Me tocaba de una manera muy rara. Con cierta violencia. Con cierto desparpajo. Sin inocencia. Sin bondad. Con una lujuria que yo adivinaba en sus ojos, en sus besos húmedos, en su mano áspera, en su actitud libidinosa. Cuando mi madre salía con mis hermanas, él decía que yo estaba castigada, y me tenía que quedar con él. Entonces se metía al baño y desde allí me llamaba y me pedía alguna cosa..jabón, papel higiénico, shampoo, cualquier cosa. Me abría la puerta con solo una toalla puesta, y en estado de excitación se la quitaba, o hacía que se le caía..y entonces me pedía lo acariciara. Que le hiciera cariño. Que lo tocara. Que si lo quería como padre, tenía que acariciarlo!!! Fueron muchas las noches de solo verme y tocarme, mientras yo dormía...o me hacía la dormida llena de un miedo indescriptible, rogándole a Dios que mamá se levantara para que se fuera…. hasta que una noche, se acostó a mi lado y en medio de mi llanto consumó el sexo conmigo. Me dio dolor, asco, náuseas, pena...pero, no me morí por ello; aunque solo Dios sabe cuántas veces esperé hacerlo. Solo Dios sabe cuántas veces le pedí la muerte en mis noches de rezo y conversación con El”.

- ¿Qué edad tenías…cómo reaccionabas en tu vida diaria además de llorar?
- “Perdí el respeto por mi –tenía entonces 16 años- y empecé a salir con amigos, compañeros de clases y, para vengarme de mi papá, entonces tenía relaciones con el primero que me lo solicitaba. Y si no me lo solicitaba, yo me le insinuaba. No me importaba el amor, ni tenía interés en nada, solo en vengarme de él. Luego, alguien me dio un regalo, después otro me ofreció dinero....y lo que comenzó por una venganza a quien tanto daño me había hecho, se convirtió en una forma de vida... y de muy buena vida. Y después, sin ningún tipo de remordimiento…pues logré hacerme un callo en la vergüenza”.

- ¿Has visto después de…a tu papá?
- “Si. Incluso le conocí otra familia…irónicamente con hijas cuyos nombres eran similares al mío y al de mis hermanas. En Barinas donde trabajaba tenía otra pareja, otras hijas, otra casa..y quién sabe si otra víctima. Luego se enfermó, y cuando lo internaron en la clínica, fue a mi a quien llamaron. Y allí fui. Me llené de valor y fui. Quería mirarlo a los ojos en sus últimos momentos, quería ver si me decía algo que justificara el volverlo a ver…. Lo vi morir en su pena. No se arrepintió nunca de lo que hizo…y fui yo quien pago la clínica. La que se hizo cargo…la que se hizo un nudo en el corazón, un borrón y cuenta nueva en la memoria, una mordaza en la razón y salió pa ´lante”.

- ¿Lo perdonaste?
- “ No pude perdonarlo, pero me causó tristeza su muerte. Recordé todo lo vivido y me tocó tragar grueso. Y lloré, lloré mucho. Pero, más por lo que recordaba, que por el duelo que debía tener”.

- ¿ Te has enamorado?
- “Varias veces. Cuando uno sale con alguien por dinero, no siempre quien te contrata es un aberrado. Por lo general, es alguien con problemas personales muy graves. Y a veces, lo que necesita –más que placer- es una compañía. Alguien que lo oiga, alguien que lo entienda, alguien frente a quien no tema mostrar sus debilidades… en las seguridad que no va a ser rechazado; y en medio de ese encuentro de soledades, a veces alguien se enamora de ti y tu te enamoras de él. Yo me enamoré varias veces. Mis dos hijos, son fruto del amor...pero conozco demasiado a los hombres, como para pensar que van a ser solo para mí. Como para pensar que alguna vez no me van a restregar en la cara este oficio. O alguna inconsecuencia...o simplemente van a conseguir otra como yo, que le de lo que yo, en algún momento, no le pueda dar”.

- ¿Y tus hermanas..tu madre?
- “Mis hermanas me consideran la fuerte de la familia..la más pequeña, estuvo en la mira de mi padre hasta que yo me atravesé. Llegué a amenazarlo. Y mira que allí si hubiera sido capaz de cualquier locura. Cuando mi hermanita me contó que mi papá se le había metido una noche en el cuarto y le había pedido que la besara en la boca, enloquecí. Lo confronté, y debe haberme visto el diablo en los ojos, porque nunca más intentó nada con mi hermanita. Hoy, sin hablar ella y yo de ese tema que murió aquel día, en silencio sabemos que compartimos un horrible secreto”.

- ¿Y tu mamá?
- “Mi mamá, ni enterada. No le pasa ni a ella, ni a mis hermanas por la mente. Ni los abusos de papá, ni lo que hago hoy en día. A tal punto que todas me sienten una triunfadora, una irreverente…y a lo máximo, una enamoradiza. Ni siquiera se imaginan que mi amor, tiene un precio. Que gracias a papá, el sitio de mi amor, el sitio de mi placer… está tarifado”.

- ¿Y tus hijos?... ¿cómo le escondes lo que haces?
- “Ellos piensan que su mamá trabaja como corredora de seguros, al igual que lo piensan mi familia y amigos. Incluso, estoy inscrita en el Colegio de Productores.... saben que viajo mucho, y que gano buen dinero. Los he convencido, y en esto hay mucho de verdad, que ni me caso ni me enamoro, por no compartirlos a ellos, ...y en el fondo, tienen razones de sobra para pensar que es así.. No ejerzo en Lara. Viajo, y entonces allí ejerzo. Ya tengo mucho cliente fijo que me hace regalos, y buenos regalos, además del dinero que me dan. El hombre es cómodo hasta para el amor. Si descubre lo que le gusta en alguien, no inventa más. Incluso, hasta un carro me regalaron alguna vez. En esta vida, soy una especie de psicóloga. Sicoanalizo a mis parejas..si es que así pueden llamarse”.

- ¿Has pensado en casarte?
- “Muy poco hombre casado es feliz...si lo sabré yo, que atiendo puros hombres casados. Las mujeres olvidan arreglarse, y en la intimidad solo buscan la rutina...y en vez de esperarlos lindas, olorosas y agradables, parecen un empaque de cremas, de rollos, de problemas..y encima, esperan que sea él quien tome la iniciativa. Ellas nunca, o pocas veces lo hacen. Solo exigen, y muy poco dan...y la mayoría de veces, solo reclaman. Olvidan el coqueteo, la complicidad, el beso cómplice. La caricia espontánea, la sorpresa libidinosa, el coqueteo de los primeros días, el calor de las primeras caricias. Cuando se está casado, ya uno sabe por donde comienza el camino que va a llevar al sexo..un abrazo, una actitud..siempre lo mismo, la misma rutina, no hay capacidad para sorprender para tomar la iniciativa, para romper los esquemas, para sugerir una nueva posición, o una nueva caricia sin que el hombre se sorprenda y pregunte..¿epa, dónde aprendiste eso?. La ventaja que tienen las mujeres como yo, es que tenemos los hombres solo en los momentos en que podemos agradarlos. En los que si bien oímos sus problemas, no tenemos que compartirlos, y mucho menos, angustiarnos por ellos. Que estamos dispuestas a complacerlos en todo. Que no hay pena, ni asco, ni límite...siempre que estemos de acuerdo. Que no nos puede doler la cabeza...y que no estamos cuidándonos de lo que él pueda pensar, solo porque inventamos en la cama...para su beneficio, para su placer…él es el centro de la atención, y no como con las esposas que quieren y necesitan ser ellas las atendidas. . Recuerda que por éso los hombre quieren más a las amantes que a las esposas. A tal punto que hacen por ella cosas, que ni remotamente harían por sus costillas.No, definitivamente no me caso...me aterra convertirme en esposa”.

Toda una filosofa de la vida. Todo un aprendizaje a partir de la violentación de la propia dignidad. La cicatriz irreverente que lacera el pudor, hasta hacerle un callo para siempre. La aceptación de ser una mercadería en venta para el disfrute ajeno, sin renunciar a su vocación de madre y a la vida familiar que le permite, aunque sea por instantes, vivenciar lo que –gracias a la aberración de su padre- la propia vida le ha estado negando. El sueño de los hijos deseados, y conseguidos a través del amor, a pesar de vivir siempre en invierno.
La suma de la risa y la lágrima, testimoniando la oportunidad de estar allí, donde la arena dibuja fantasmas para justificar la razón de las sin razones.
Otra óptica, otro vivir, otro camino que, sin desmerecer los demás, y aún a espaldas de lo aprendido, deja sin embargo ventanas y resquicios… por donde aún puede colarse la esperanza.
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