Qué difícil es

(Publicado el 20.06.07)

Qué difícil es
en este país de niños abandonados,
hacer a uno feliz


Lic. Víctor M. Barranco C.

Desde algún lugar de su silencio, se empina, se rebela…se pregunta. Sin embargo, no consigue explicaciones a su extravío. Ni respuestas, que la convenzan.
Desde ese lugar de lluvias y nubarrones incapaz de fertilizar la aridez de su existencia, siente la pesadilla marcando el lugar de sus sueños. La incomprensión realenga en cada despertar conciente. La frustración como mujer, como ciudadana, como ser humano; multiplicada por la desidia de quienes debieran resolver sus interrogantes…y las ajenas.
Solo quiere un hijo…o una hija. Un niño o una niña, para completar su familia. En un país donde son abandonados decenas de niños cada mes, donde muchos se pierden del calor de un hogar en cualquier orfanato o sitio de corrección...ella, que lo tiene todo, no ha podido tener uno para sí, a pesar de haber cumplido con los requisitos exigidos con calificación sobresaliente, desde hace más de cinco años. Cuando, en teoría, califica “con honores” para acoger como madre adoptiva cualquier criatura de esas abandonadas y hambrientas para llenarlas de alegría… la burocracia, la indolencia, la lentitud, el negocio bastardo de algunos se atraviesa impidiendo a un niño o una niña… tener familia y poder ser felices. Salir del infierno y de la inmundicia. Tener, por fin, un hogar propio.
Es costurera y defiende su derecho a ser madre de alguien que lo necesite, de alguien que ocupe ese lugar en sus afectos. Tiene una sonrisa, ganas para el desvelo, entrenamiento para el insomnio, remiendos para cualquier vida estropeada..y ese bravo grito del silencio. Tiene un tulipán, un abrigo, un techo, una almohada..y muchos panes para quien consiga que le acompañe a ella y su marido, en ese ejercicio hermoso de familia con el que sueña. Y viva, muy viva, aquella vieja pasión de ser mamá, que ni siquiera el cáncer quinceañero que la esterilizó, ha podido ajar a pesar de los años. Porque aspira que en ese seco manantial de sus dolencias, donde una vez humedecieron sus ojos la dificultad y la impotencia…llegue un niño o una niña, a humedecerlos con cerezas. Por ello sabe que aún cuenta con una luz, y sus mil aventuras. Ese ejercicio que sabe no es en vano, de estar diariamente encaramada en la vida esperando toparse con la buena voluntad de algún funcionario o con un destello de videncia para descubrir el favor que le abra la puerta de su poder de decisión..y entonces hacer un esfuerzo, guardar su ética, sus principios y complacerlo; hacer buenos sus exámenes y pruebas de los últimos 10 años, y encontrarse con algún par de ojitos abandonados y adoptarlos, para entonces – juntos - diseñar un vestido de nácar, como el de los caracoles…. Y desde allí, un plan de vida para vivirlo con él, con ella…o con ellos.

- ¿Cómo te llamas?
- “Eso no importa, Licenciado. Lo molesto porque creo que la labor que está haciendo los miércoles en El Informador con sus reportajes no tiene antecedentes en el estado. Con ellas, según he oído, ha ayudado –a lo mejor sin saberlo- a mucha gente. Y yo creo que puede hacerlo conmigo. Yo creo que usted, puede ayudarme”.

- Bien...dime cómo y en qué te ayudo…
- “Cuando tenía 15 años, me descubrieron un cáncer. Me hicieron una histerectomía, y quedé estéril. He luchado mucho por ser quién soy y tener lo que tengo. Estoy acostumbrada a la vida de hogar, y siento que tengo todo para formar una familia de provecho. Soy la menor de 16 hermanos, tengo 52 sobrinas y hasta tía bisabuela soy…tengo casa, un oficio que me permite la comodidad económica, un buen marido y muchas ganas de ejercer de mamá”.

- ¿Y por qué no adoptas un niño o una niña
- “Ese es el problema. Es eso lo que me motivó a llamarlo y a hablar con usted. Sueño con adoptar un niño o una niña…pero me ha sido imposible a pesar de que he cumplido con todos los requisitos. Imagínese que hasta he ido al Hospital cuando he visto en la prensa que alguna desnaturalizada ha abandonado su hijo...pero ese es un mundo de influencias al que no tengo acceso”.

- ¿Y las instituciones que atienden el sector, no te ayudan?
- “Ay Licenciado, en todo caso me desayudan. Tengo mi informe Psicológico de Idoneidad con 100 puntos. Mi Informe médico con 100 puntos. Mi informe Psiquiátrico con 100 puntos. Mi informe social, con 100 puntos…pero,

- ¿Pero qué?..insisto
- “pero parece que tengo que tener otras miles de razones que no he ofrecido, para hacer realidad mi petición. Y no entiendo esa posición, Licenciado. Porque cuánto niño hay abandonado por allí esperando una familia como la mía que le evite el sufrimiento, la carencia, la necesidad. Cuánto niño hay en esta ciudad en la calle, delinquiendo, solo porque no sabe hacer otra cosa..o porque la mamá lo abandonó por un hombre..cuánta niña hay dedicada a la prostitución, solo porque es un trámite inaccesible para algunos, el que esos niños puedan ser felices en una familia como la mía….y eso yo no lo entiendo ¿lo entiende usted?”

- No, no tampoco lo entiendo, …pero has hablado con la Fundación del Niño. Yo conozco a Milagros y sé de sus inquietudes al respecto..le digo
- “Con ella no, porque la Fundación no se ocupa de eso. Pero en las instancias oficiales que se ocupan de la adopción he hablado con todos. He hablado hasta con Dios, quien siento me pide que no pierda las esperanzas. Pero hasta ahora no he podido lograrlo. No sabe usted cuánta gente como yo pudiera tener esos niños que hoy sufren en una casa cómoda, en un hogar decente, y cómo contribuiríamos a sacar niños de las calles, de los hospicios, de los correccionales…y haríamos felices a esas criaturas y a esas familias que como la mía celebraría con ganas, ese hijo o hija adoptada. Pero le repito, Licenciado, ni aún cumpliendo todos los requisitos, los formales, los legales, he podido lograrlo”.

- Me muestra los papeles…y ciertamente, todo está en regla. Todo conforme a derecho, pero nada puede lograr que cumpla su sueño..que sin dudas, sería lograr también el sueño del niño o niña adoptada…
- “Es más –me dice- hace algún tiempo me dieron una niña a cuidar porque su madre no la quería o no la podía tener. La eduqué, la mimé, le construí un mundo de amor que no conocía, la vestí, la alimenté bien..y cuando estaba de lo mejor, vino alguien que dijo ser su padre y se la llevó. Lloramos ella y yo. Nos enfermamos ella y yo. Nos abrieron un hueco en el corazón a ella y a mí. Solo por no tenerla con papeles. Y fíjese Licenciado, esa niña hoy anda de casa en casa en Humocaro...porque la mamá la volvió a abandonar. Y hasta maltratada ha sido según me dice, y como dolorosamente pude comprobar cuando la vi por última vez con una marca en la cara. Por ello esta vez he tratado de tener un niño o niña con todas las de la ley…pero qué difícil es en este país de niños abandonados, poder hacer a uno de ellos feliz y todo por la bendita burocracia”.

- ¿Bendita? Le pregunto
- Si..pero solo porque no me gusta maldecir.

- ¿Qué te han dicho oficialmente los funcionarios?
- “Que no hay niños en adopción…pero que espere. Y en ese “macan” tengo muchos años. Yo sé que un niño no es un pan de horno para otorgarlo sin múltiples y exigentes recaudos..pero yo los tengo. Y los tengo con la máxima evaluación…sin embargo, pareciera que las autoridades prefieren que los niños sigan perdiéndose, sufriendo, muriendo en las calles, que brindarles una familia, un techo, unos estudios, una preparación y una oportunidad de vida, que otorgárselos en adopción a quienes no tenemos “palanca”..solo, el cumplimiento de las exigencias formales para hacerlo. Y eso, Licenciado..como que no es suficiente para algunos funcionarios”.

- ¿Vas a seguir luchando?
- “Claro que sí, por eso lo llamé. Por eso estoy aquí. Por eso estoy contándole parte de mis intimidades. Son muchas las mujeres que no podemos tener hijos, pero que podemos mantenerlos, que estamos dispuestas a adoptarlos. A construir con ellos familias de bien. A ayudar al estado en su deber de responsabilizarse por quienes son el futuro del país. Incluso, mujeres profesionales sin ser estériles como yo, con suficiencia de recursos que no quieren casarse o que se divorciaron y que quieren adoptar un niño o una niña para conformar una familia. Ello llevaría la alegría a mucha familia, y le permitiría a mucho niño abandonado, maltratado o de la calle, encontrar el camino del amor y de sus padres a través de la posibilidad de una adopción. Porque Padre y Madre no son solo quienes engendran, Licenciado son quienes crían. Quienes se preocupan. Quienes atienden, educan, aman. Es el roce el que madura esa relación y la perfecciona. Es la interrelación la que la consolida. Es la reciprocidad quien la perpetúa en el tiempo. Yo conozco alguna que otra familia con hijos que no son suyos, y hasta se parecen a ellos. Con hijos que han tenido que registrar por los caminos de tierra, porque por el camino legal parece imposible. Con hijos que hoy no reconocen más familia que ésa que los acogió como tal. No es la relación biológica la única capaz de fortalecer ese lazo padre e hijo o madre-hijo. Son los cariños, los desvelos, las preocupaciones, quienes hacen, como le dije antes, que esa relación exista a plenitud.”

Abandona mi oficina, luego de pedirme reserva para su nombre porque “si hasta ahora me ha costado, imagínese si saben que yo le eché ese cuento”.
Va a seguir luchando, acompañada solo de su deseo, de ese cuaderno en el que aspira encontrar los manchones y rayas del hijo o de la hija por venir, el conocimiento, el recurso y esa impotencia y frustración de saber que solo la separa a ella de la posibilidad de hacer a un niño feliz, y serlo ella misma… la autorización de algún funcionario.
Va a seguir pidiendo..y alguien, tendrá que oírla. Va a confiar en Dios, pensando que en algún momento se van a curar sus heridas. Que al destapar esta orgía de tristezas, alguien se apiadara de ella, e inventara una sonrisa para regalársela.
Solo va a buscar otra soledad para compartir sus silencios. A hurgar en otra mudez, para juntar sus huellas y al fin tener motivos para celebrar. A llenarse de luz, de sol, de veranos que encandilen en la búsqueda de una verdad nueva. Unos ojos sin lágrimas. A enseñarle a alguien muy pequeño, que no hay razones para el odio.
A quien cobijar en sus fríos y en sus desvelos. A aturdirse y ya no de tristezas. A vivir, y no en la tormenta. A recorrer todas las estaciones, todos los estadios. A seguir revolcándose en la esperanza, pero también en las pesadillas de sus realidades. A descubrir entre su impotencia, su odio, su andar y su desandar… algún amanecer. A tratar de acabar con esa careta que le muestran todos los días. A pensar que las dificultades, para quienes luchan, tienen que ser como aquellas hojas de los calendarios que, sin acabarse, que aún sin maltratarse del todo…dejan de tener vigencia, cada veinticuatro horas.
Por lo pronto seguirá tocando puertas…segura que alguien, en algún momento, tendrá que abrirle.

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