A lo mejor mañana estoy presa

(Publicado el 27.02.08)

A lo mejor mañana
estoy presa

Lic. Víctor M. Barranco C.

Con una sola sombra, el mismo dolor, el conocido miedo, la misma alcantarilla, el mismo obstruido drenaje, sin remedio. Cargando las mismas cruces, sintiendo en el sitio de su fe los mismos clavos, sin amigos, ni familiares, solo cinco hijos de cinco padres distintos…sobrevive en medio de todas las carencias. Cada segundo piensa que es su hora de muerte, cuando la erosión en su autoestima le recuerda el mismo traje, las mismas inmundicias, las conocidas miserias en que ha tenido que vivir cada vez que se embaraza, cada vez que pare, cada vez que ve pasar hambre a sus hijos. Hija de la angustia, a sus 35 años, su día es una sola lágrima. Una sola verdad…el mismo recorrer de la ofensa. La conocida incertidumbre. La vivida confusión…el reiterado desprecio. El habitual castigo, la cotidiana explicación. Ya ni siquiera se arregla en lo personal. A pesar de ser un técnico medio, lava pisos, plancha ropa, con solo la comida por retribución. No solo la extorsiona la suerte, sino que también unos patronos que saben de su hambre. Su culpa fue creer. Creer cuando le decían bonita. Que la querían, que la podían hacer feliz. Porque, según ella, nadie descubre el engaño en la víspera, sino después que ha sido engañado. A las puertas de la cárcel, por haberse –según ella- violentado ante el padre de su última hija cuando le negó a ésta comida, aún sobrándole a él todo…reflexiona. Pide a gritos ayuda. Mira a su hija con ternura y se siente buena madre…pero no tiene cómo darle de comer. En la entidad jurisdiccional le piden un certificado de paternidad para poder exigir la cobertura de las obligaciones a los padres que, si lo fueran de verdad…piensa, no hubiesen necesitado nunca un papel de ese tipo para cumplir sus obligaciones. Solo un hombre, el que fue su esposo, el primero…de quien tiene una hija de 14 años, aún le envía una ayuda cada quince días. Pero hoy él está desempleado. Por eso poco habla, solo sabe llorar. Acusarse. Preguntarse por qué a ella todo le sale mal. Heredó un terreno, y sus hermanos se lo han ido ocupando de a poco. La secretaria de un religioso que la ayudaba, la mandó a prostituirse. Quienes conocen su historia, tratan de aprovecharse de alguna manera de esa orgía de debilidades que la envuelve. Piensa que tiene un solo camino, angosto, apestoso, oscuro…pero un solo camino: tomar venganza por su propia mano. Esa justicia que los hombres le han negado. La voz que las ofensas y los manotazos han acallado. La rabia de verse ajada, maltratada, extorsionada y con 5 hijos solos en un cuarto donde esperan cada noche su llegada…sin comprenderla, sin poderla ayudar, solo preguntando...mamá, ¿no me trajiste nada?

- ¿Qué te pasa María Elena?
- “Menos mal que me pudo recibir hoy Licenciado, a lo mejor mañana estoy presa”

- ¿Cómo es éso? ¿Qué hiciste?
- “Ayer, en medio de una crisis de impotencia, de rabia…destruí algunos electrodomésticos en la casa del padre de esta niña que usted ve en mis brazos”

- ¿Qué te pasó? Eso es indebido, ilegal, es hacerte daño a ti misma y a tu pequeña…
- “Me han pasado tantas cosas que ya no sé lo que hago. Ayer me desbordó la rabia, la impotencia. Me cansé de ser ofendida, maltratada, vejada…que mi hija pasara hambre, teniendo un papá a quien le sobra todo. Que las autoridades no me quieran ayudar porque yo no puedo pagar un abogado. Que en todas partes sea culpable solo porque tengo cinco hijos de cinco padres distintos. Pero nadie se acuerda que he levantado a esos cinco hijos sola, sin prostituirme…sin dañar a nadie. Lavando, planchando, equivocándome en creer cuando alguno me decía quererme…pero siempre decente. En Venezuela la justicia no es para los pobres. Es para quien pueda pagar un buen abogado. Hay gente que mata, que roba, pero no porque es un delincuente, sino porque tiene hambre, o nadie castiga el mal que le han hecho”

- Cálmate, le digo. Dime cuál es el problema a ver en que te puedo ayudar...
- “Soy técnico medio en publicidad. Fui una excelente estudiante y reconocida por la empresa en que me tocó hacer las pasantías, a tal punto que me habían prometido dejarme como fija. Allí conocí a quien fuera después mi marido. Me casé, tuve una hija que hoy tiene 14 años. Luego tuve una aventura con un analista de sistema de quien me enamoré y quien me ofreció villas y castillos, que me dejó un hijo de 8 años que se ha negado a reconocer. A partir de ahí, he dado tumbos y tumbos. He tenido otros hijos de otros padres, hasta que tuve unos morochos hace menos de dos años. Uno se me murió en el hospital, y la otra es esta niña que usted ve aquí. Incluso el padre de ellos, ése que me ha denunciado y que hoy no los reconoce, fue al hospital. Casualidad que en la cama de al lado estaba una prostituta que cuando la vio, se fue sin despedirse. Ella me preguntó, ¿ése es tu familia?...cuando le conté me dijo, yo sabía de ti, porque ese fue hombre mío también, y había hablado con Alicia, otra prostituta, para que te hiciera abortar esos morochos. Se lo pregunté y me dijo era mentira…pero a partir de allí cambió. Me ofendía, me maltrataba física y psicológicamente, hasta que me aturdí e hice lo que le conté”

- ¿Cómo es que una mujer como tú, con estudios medios… después del primer fracaso, no te cuidaste? ¿Por qué no te planificaste, si los preservativos y los anticonceptivos los regalan en los hospitales?
- “Porque estoy loca, Licenciado. Sobrepasada en mis límites. Buscando un clavo caliente donde agarrarme. Cualquier embuste que me reanimara, que me avivara la esperanza. Usted no sabe lo que es ver a sus hijos llorando por hambre y no tener nada que darles para calmarlos. Mire Licenciado, y que Dios me perdone, ha sido tan grave lo que he pasado que he llegado a mentirle a mis hijos… a decirle que el niño Jesús no existe, que la navidad es una mentira…solo para justificar ante ellos el que no tuvieran juguetes en el mes de Diciembre. He llegado a pecar, solo para que mis hijos pasaran lo menos mal posible cada fin de año.”

- ¿Cómo los has mantenido hasta ahora?
- “Para que usted vea, mi esposo –el único con quien me he casado- el padre de mi hija mayor me envía desde Falcón una cantidad de dinero cada quince días. Aunque para colmo de males, ahora está sin empleo. Trabajo en la casa de una señora que tiene una carnicería hasta las diez de la noche, porque es la única que me acepta con la niña que tengo, solo por la comidita, y algo para llevarles a mis hijos. Sin cobrar nada en efectivo. Mi esposo me construyó un rancho en un terrenito que dejó mi papá, y ahí se quedan los muchachos, solos, mientras voy a trabajar. Había un religioso que me ayudaba, pero un día su secretaria me dijo que mejor vendiera mi cuerpo. Y entonces, no volví más”

- ¿Y tu familia, tus hermanos, los tuyos…no te ayudan?
- “Qué va, Licenciado. Cada quien vive su vida. Al contrario, en el terreno que nos dejó papá, donde tengo la habitación donde vivo…ellos han ido tomándolo todo porque pueden y yo no. Ninguno me habla, será para no ayudarme. Me desprecian. No me ayudan. A pesar que ven mis necesidades y que a ellos les sobra. Nadie quiere los problemas de otros para sí. Y después que cada quien forma familia, ésa es su familia…los demás que se defiendan como puedan”

- ¿Has dejado de tener fé?
- “No Licenciado, cómo se le ocurre. Mi Diosito no me ha dado ni villas, ni castillos…pero me ha dado estos cinco hijos que son el paraíso. A veces no tenemos comida, pero nos reconfortamos con el calor de cada quien. A veces estoy que reviento, y una mirada de ellos me aliviana. Esta niña que tengo en brazos a veces solo quiere que la cargue, que la amamante, que le haga cariños…..es ese regalo de Dios que me mantiene viva, y que yo le agradezco infinitamente. Es más, he tenido muestras palpables de ese Dios que me cuida y que me protege, aún en la peor de las situaciones de mi vida. El martes 05 de Febrero en El Cují, donde vivo, cinco muchachos se me acercaron para atracarme…uno de ellos me dijo: dame lo que tienes…le dije, qué te voy a dar, no tengo nada, lo que tengo es hambre, no ves a esta niña llorando por hambre y por frío...qué te voy a dar hijo, si yo no tengo nada…me agarró por el brazo con cariño y me dijo: mira pure, te pareces a mi mamá, que ha dado todo por mí. Tranquila que te acompañamos a tu casa para que no te pase nada. Toma estos treinta y cinco mil bolívares que es lo que he hecho hoy, para que le des comida a esa muchachita y a tus otros hijos. Déjame vengarte, deja que nosotros convencemos al padre de la chama que se ocupe de ella, dame los datos para hacerlo que cumpla…No, le dije. No vale la pena. Trata de trabajar para que no le causes angustias a tu madre. Ya ve Licenciado, fue Dios, dándome una muestra de su existencia. Cuidándome. Protegiéndome. A tal punto que he logrado sobrevivir estos 14 años, a pesar de todas las cosas que me han pasado y toda la gente que me ha dado la espalda”.

-¿Por qué me llamaste?
- “Atribulada como estaba, una prima mía Jennifer me aconsejó que hablara con usted para que me orientara…incluso antes de lo de ayer, que me puede llevar detenida. Presa, por reclamar el pedazo de pan que le sobra a al padre de mi hija, y que a ella le hace tanta falta. Presa por reclamar, lo que antes he intentado por la vía legal y la Fiscal, que también es mujer, no me escucha. Presa por el hambre de mi hija, y por no tener el dinero que hace falta para la prueba de ADN que exigen para que le den lo que en justicia le corresponde”

- ¿Por qué no hablaste antes conmigo?….es un delito tomar la justicia por la propia mano!
- “Porque creí que el papá de la niña no le iba a negar un poco de pan. Nunca lo pensé. Eso colmó mi serenidad y me desbordó….dígame Licenciado ¿qué puedo hacer para que no me separen de mis hijos?…qué puedo hacer para enmendar mi error sin ser detenida?”

Llamó a un abogado amigo, Henry Alviárez, con quien –junto a otros abogados, también amigos- siempre he contado para ayudar en estos casos, y le refiero a la señora para que él, o alguien en el Colegio de Abogados pueda asistirla, lo que hace –como siempre-desinteresadamente. La despido y me preguntó…¿será realmente una delincuente esta señora?...¿cuántas de las injusticias que ella ha vivido, podríamos aguantar cada uno de nosotros sin explotar?.
Ella, que ha vivido cinco alegrías. Que ha padecido todas las tristezas. Que ha rozado todas las inmundicias. Que no ha dejado de tropezarse con la bondad de Dios, aún en su muy particular intemperie. Que ha sumado todos los riesgos, que ha visto crecer junto a ella a todos sus hijos. Que ha usado inocente y hasta irresponsablemente su sexo. Que ha enfermado los hospitales, visitado el infierno, caminado los callejones y recorrido los inviernos...descalza y sin compañía. Que ha tenido que desdecir de su amado Dios, solo para justificar la ausencia del niño Jesús en la colchoneta de sus hijos cada Diciembre. Que ha amado y odiado. Que ha remendado sus cuadernos para que le sirvan de espejo a sus cinco muchachos. Que ha sido paraguas. Lona. Toldo. Calor. Leche. Sustento. A costa de su vida, de su lozanía. Que ha pagado sus errores, sus aventuras...con sangre. Que solo pide un borrón y una cuenta nueva. Que la otra parte de su error, que la otra parte del engendrar de sus hijos, que el otro responsable del mal o bien uso del placer del sexo…también asuma parte de la responsabilidad paterna. Que solo aspira pintar un paisaje distinto….será la cárcel lo que merece?...o más bien otra oportunidad de la vida. Un chance de la justicia. Una vida digna. Una oportunidad de dar a sus hijos lo que merecen….¿podrá le ley corregir sus propios errores?...¿ir a la raíz de los problemas sociales?...¿o solo se seguirá limitando a castigar según el librito…deshumanizado y deshumanizador que a veces rige como verdugo implacable sin ningún otro miramiento?. ¿Seguirá habiendo diferencias entre justicia y justeza?...seguramente amanecerá, y veremos.

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