A Pericles lo asesinaron

(Publicado en el Diario El Informador el 19.03.08)

A Pericles
lo asesinaron dos veces

Lic. Víctor M. Barranco C.

De pronto, un nuevo despertar…con todo confuso. Una especie de encandilamiento inesperado. Una orgía indescifrable de mentiras capaces de ensañarse en cada poro, en cada angustia, en cada hora de quienes solo quieren la vida para ahogarla. De pronto la tristeza infinita, ese amargarse la existencia cuando nos obligan a presenciar la nauseabunda argumentación que encubre un monstruoso crimen. Ese rozar las sombras, la impotencia, la rabia infinita a partir de lo que parecía era un malentendido, y resultó la más perversa de las manipulaciones. El revolcarse en esa argumentación de espinas sembrada entre miserias y frases formales, como quien busca solo la inmundicia para asirse a su aberrado esquema de una nueva cruz, de las muchas por ellos causada… como explicación maléfica de un asesinato a sangre fría. El, un Ingeniero intachable. Padre y madre de sus hermanos. Proveedor de la familia. Ellos, los funcionarios de siempre. Los que se equivocan o abusan. Los que cubren con un falso montaje de perversión cualquier autoría de muerte. Los que cargan chapa y revólver pero no para resguardar, si no para compararse con quienes deben poner a buen resguardo. Ellos, lo mataron. Ellos acabaron con una vida llena de buenos ejemplos y buenas acciones. Ellos rompieron el viento. Acallaron los pájaros, Mataron las rosas….quemaron los árboles, solo porque se acostumbraron a hacerlo sin que nadie haga nada. Sin que nadie diga nada. Mientras los demás, los que quedan… piden justicia, ellos disfrutan de esa impunidad que llena de impotencia. Que motiva la rabia. Que pide a gritos un castigo. Mientras esposa, hijos, sobrinos cada mañana ven partir de nuevo las aves, o en la tarde ven con la misma angustia como vuelve a marcharse el día sin que haya calma para su tormenta; cuando las horas terminan ese ritmo continuo y claudicante, para los deudos mueren de repente las mariposas, sus mariposas, cuando el recoger de vientos y aperos son solo circunstancias que retardan cada minuto, cada segundo, el chance de justeza que los familiares necesitan. El, Pericles, quien se graduó con honores a los 21 años, ya no puede de nuevo erguirse sobre su miedo. Los de chapa y pistola lo obligaron, en medio de una agresión que lo llevó a la muerte a renunciar a todo…al inicio, al final, a la verdad, la mentira y hasta a esa sensación dulzona que llaman amor. Hoy ya no puede convocar los sueños, ni la sonrisa de su esposa, hijos o sobrinos, ni siquiera ver las lágrimas de quienes le lloran, ni la arruga de los viejos, ni el pan de los amigos, ni el verde de los árboles…si acaso, solo el te quiero de los cielos. Se marchó obligado, en los lomos del sueño, asesinado, calumniado, vilipendiado por sus verdugos. Esos que ven libres el amanecer que ilumina las flores de su tumba. Esos que matan…sin que nunca pase nada.

- ¿Qué pasó?
- “Es indescriptible la indignación, el estupor, la rabia, la tristeza que sentimos en estos momentos por la inesperada e injusta muerte de Pericles, acaecida el pasado 28 de enero en el poblado de Agua Blanca, a sólo 10 minutos de las ciudades Acarigua-Araure del estado Portuguesa, presuntamente a manos de funcionarios policiales. De quienes han sido armados por el estado para garantizar vidas, para salvaguardar derechos…no para abolirlos, maltratarlos, y después en el tratar de esconderlos llevarse por delante lo que pudo quedar con vida. Una actuación policial diabólica, innecesaria, que arrasó con hombres, reputaciones, trabajo…y hasta con la verdad de los hechos. Una actuación que ha dejado en nosotros, no solo la pérdida de un ser querido…sino una rabia enorme, una impotencia inmedible, un dolor insuperable. Una familia huérfana. Una vida honorable truncada y además mancillada. Una cantidad de sentimientos encontrados que nos han dejado sin aliento, nos han sacudido tan violentamente que el sueño se niega a cobijarnos, el hambre se ha tornado una rareza y el miedo se ha convertido en nuestra cotidiana compañía”.

- Háblenme de Pericles…
- “Todos, absolutamente todos los que conocíamos a Pericles coincidimos en que era “un tremendo tipo”, un muchacho trabajador, un súper papá, excelente esposo, que adoraba a sus hermanos y consentía hasta lo indecible a sus sobrinos. Graduado a los 21 años de Ingeniero en Sistemas en el IUPFAN (hoy día UNEFA), perdió a su papá cuando estaba a la mitad de la carrera, pero esto, lejos de darle una excusa para abandonar los estudios, lo llenó de valor para mostrarle a su viejo que sus enseñanzas no habían quedado en el vacío. Apenas unos años más tarde, pierde a su mamá, quien siempre fue un bastión de unión entre todos ellos, por lo que él asumió el rol de mantener unidos a sus hermanos, velando y preocupándose permanentemente por ellos porque la nobleza de sus sentimientos y los valores de su formación así lo exigían. Un muchacho bueno. El líder de una familia del tamaño de las circunstancias que se le presentaron. Un profesional de valía. Un testimonio ejemplar de lo que debe ser un buen ciudadano, sencillamente un excelente ser humano”

- ¿Qué le hicieron?
- “Se le asesinó sin miramientos, se le transformó su hoja de vida intachable por una en la que lo convirtieron en vulgar criminal. En una caricatura de la peor especie, siendo comprobadamente inocente; y quienes finalmente resultaron los culpables, ilesos, impunes, libres y armados para seguirse llevando por delante la vida de ciudadanos inocentes, honestos, productivos, que son los que –irónicamente-necesita el país para salir adelante. Lo más bizarro de todo es la frialdad, cobardía y apresuramiento con que se dan luego ruedas de prensa y declaraciones a los medios, afirmando con el mayor desparpajo y desfachatez que “el tipo era un delincuente solicitado que tenía un arma y drogas en su vehículo y que enfrentó a los funcionarios en cuando lo interceptaron”. Es decir, acaban con la vida de un inocente y de paso le siembran basura, enlodan su nombre, lo vilipendian, lo mancillan sin piedad, sin pudor, con la más absoluta falta de vergüenza, sin mostrar el más mínimo respeto por la vida que (ellos saben perfectamente bien) arrebataron injustamente y sin miramientos, sin detenerse a pensar en el dolor de su esposa, de sus hijos, de su familia, de sus amigos. Por añadidura, su anillo de grado, su aro de matrimonio y la cadena que heredó de su padre fallecido (que jamás se los quitaba) desaparecieron como por arte de magia, sin que los únicos que tuvieron su cuerpo y su vehículo o sea, la policía, pudieran explicar su desaparición. ”

- ¿Lo han denunciado?
- “Hasta el cansancio. Con pruebas. Con la razón en la mano. Con este dolor que rasga el espíritu. Con esa calumnia que corroe la bondad. Con esa impunidad que enardece la sangre… Sin embargo es bueno que se sepa que la familia posee una voluntad de acero, y del mejor, forjado desde los más altos valores humanos, no nos van a callar, no somos fáciles de amedrentar y tenemos sangre de patriotas, vamos a trabajar muy duro, sin descanso, con talento, hasta lograr conseguir que se haga justicia. Sabemos por referencias de muchas personas que este no es un caso único ni aislado, sino que es más bien una “cotidianidad”, un “ay, nos equivocamos” más común de lo deseado y que los cementerios del país están llenos de inocentes como Pericles,”

- ¿La propia institucionalidad…haciendo el papel de los ladrones y asesinos?
- “Causa una impotencia tremenda el pensar que no sólo hay que cuidarse del ejército de criminales que vive convirtiendo en un infierno la vida de la mayoría de los venezolanos, sino que además de eso, los que se supone deben velar incansablemente por la SEGURIDAD de todos los buenos ciudadanos que vivimos en este país, también arremeten contra nosotros, dejando hogares enlutados por doquier, porque hoy día no creo que haya una sola familia en Venezuela que no guarde luto por algún o algunos familiares muertos a manos del hampa o de la policía”

- Y después de tantas gestiones frustradas, después de tanta impotencia ¿qué van a hacer?
- “Un llamado muy sentido a las autoridades competentes, a los policías honestos que todavía quedan en este país, pues confiamos y creemos en ellos, a todos los amigos y compañeros de estudios de Pericles, para que ayuden a esclarecer el crimen y limpiar su nombre, a los amigos de su Padre (Guardias Nacionales) que fueron compañeros en la academia militar y que pueden dar fe de su intachable carrera y de su honestidad, en fin, a todos aquellos que reconocen en la justicia uno de los valores más importantes de una sociedad. Que por favor, no se queden de brazos cruzados viendo cómo un ser inocente llega a ser asesinado y vilipendiado impunemente. Cada quien puede poner su granito de arena…incluso, porque mañana, una bala de esas les puede tocar de cerca, Nadie, a tiros, y menos sin razón y encima mintiendo, vilipendiando y ofendiendo puede obligarte –con tu muerte- a renunciar a lo grato de la brisa, a lo bello de los techos, al cosquilleo de los sexos, a la angustia del responsable, a la bendición del pordiosero, a la verdad y mentira de la vida…o al placer infinito de los deseos. Mucho menos a la careta de lo diario, a la sombra de los árboles, a la búsqueda de lo deseado, al adiós en la partida, a la sonrisa del te quiero…al pantalón, a la camisa, a la corbata…o a esa lágrima que rueda, sin saber a dónde rueda.”

Definitivamente, de acuerdo a lo que sostiene su familia, a Pericles lo asesinaron dos veces…y dos veces, vilmente. Primero le arrancaron la vida, y luego han pretendido enlodarla para justificar el abuso de su muerte. Sin que sea norma general, hay quienes en la muy particular visión de su poder, abusan de sus posiciones prevalidos no solo de algún apoyo circunstancial, sino de la certeza que en algún momento la sociedad de cómplices funcionará. El hoy por mí, mañana por ti, cuando se maneja satánicamente no solo abolla el principio de la amistad, si no que hace repugnante cualquier atisbo –en estas circunstancias- de solidaridad…y principios fundamentales del compartir, se vuelven argumentos diabólicos que tratan de justificar lo injustificable, y se sitúan abajo, donde habitan los gusanos...en la alcantarilla putrefacta, donde moran los desperdicios…en el albañal, donde retozan las náuseas. En el sitio aquél donde nacen la maldad, los murciélagos, los reptiles. Al sur, donde caen al final todas las cosas por gravedad, por descuido. Debajo de las aceras donde van a morir, incluso, los deshechos... donde su hambre de sangre orada el lugar de su justicia y su deber, el de su obligación y su verdad, y lo llena todo de una increíble maldad que en su manipulación arrima a los demás a los rincones de la manera más vil posible. Porque nadie, mucho menos sin causa, ni permiso, ni contemplaciones puede ser sacado de la jurisdicción de Dios. Por ello, su familia, serena como quien se acerca al final, a lo último, a lo deseado…calmada, pero firme, con una fe puesta en lo que queda de musculatura moral en el país, aunque sin espejismos de aurora…crítica, con un dedo en la conciencia que le señala la pudibundez de cada sueño. E impotente por ahora, apela a los instrumentos a la mano para llenar de tiempo y luces nuevas la siembra de sombras de las que han sido objeto. Por ello continuamente a sus noches, buscando a tientas el camino debido, el que merecen para rehacer sus vidas, recomponer su pena, y el honor y valor de Pericles…aunque sepan que Pericles estará, por siempre, ausente.






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