Mami por favor, ayúdame

(Publicado en el Diario El Informador el 19.11.08)

Mami, por favor….ayúdame!

Lic. Víctor M. Barranco C.

Llueve. Desde ese 17 de Octubre fatídico llueve en su afuera, en su adentro. En esas calles tan suyas y tan cansadas de su repetida tristeza. En esas noches en que las preguntas siguen sin respuestas. En esas tardes en que ya no está su sonrisa…solo su bicicleta, sus juguetes, sus despeinadas muñecas, su olor, esa verbena de cosas que la recuerdan a sus 6 años llena de gozo. En esas madrugadas de insomnio donde las orgías de las nuevas vivencias retozan con su dolor, allí donde más duele. Donde simplemente, desde Octubre, llueve siempre. Un descuido, una presunta negligencia materna que hoy tiene mil excusas que poco convencen. Los celos asomados entorpeciendo que esa niña siguiera con su padre, donde tenía todos los cuidados. El invierno, esa oscuridad de diario transitando lo injustificable, ese olor a cenizas que cala los huesos y que tanto cuesta borrar del pensamiento, ese cerrar los ojos e imaginar su dolor, escuchar su grito pidiendo auxilio cuando encerrada en un cuarto quien debió escucharla, quien debió auxiliarla –dicen- …no apareció. Ese empaparse de la rabia, ese saber que no todo es como se cuenta, esa convicción íntima de saber que esa tragedia pudo evitarse, esos minutos que asfixiaban, que aún asfixian. Ese recordar y no explicarse. Ese inundarse de preguntas y de presuntas respuestas. Esas lágrimas que no se cansan de apuntalar esa punzada cruel en el sitio del amor, convertida en lluvia de un silencio que aturde. Fran, con su pelo al aire, su precoz coquetería, esa inteligencia nata capaz de convertirla en el centro de la familia, con ese amor por la abuela con quien compartía la cama hasta que la madre se la llevó, aún sin poder cuidarla a tiempo completo. Ese angelito que merecía mejor suerte, estaba allí, en su cuarto calcinada. Consecuencia, al parecer, de un descuido. De un descuido materno que cobró indebidamente un mundo de peluches y chocolates a destiempo. Han acudido a los bomberos en procura de un informe que no termina de hacerse. Los vecinos en privado señalan, acopian, ayudan. Se adivinan charcos de miseria. Ese tronar de diario de quienes no se resignan. No van a permitir ningún olvido mohoso en el sitio de su amor. Por eso andan tras la verdad. Sin entender quizás, cuán escurridiza puede ella ser cuando se mezcla con lo terreno y nos obliga a regresarnos a ese barro del que fuimos hechos. Unos más que otros, seguramente. Ese lodo que para algunos, es tan cotidiano. Por eso llueve. En ese dolor de levantarse cada mañana sin respuestas, en esa oscuridad de la duda de cada sombra, en esa tenebrosa tormenta que a veces produce la misma sangre y que enturbia la amistad…aún llueve. Porque la lluvia, es el riego que la vida hace a nuestras pasiones. Sobre todo ésa que una nota en los medios recogió de la siguiente manera: “De madres desnaturalizadas esta lleno el mundo, y lo que narraremos de seguida lo hacemos para que se reflexione al respecto, buscando el lado humano de cada madre, y no vuelva a ocurrir un caso semejante. Recientemente los medios de comunicación reseñaron la muerte de una niña consumida por las llamas en un apartamento de Patarata. Al parecer la trágica muerte de la infanta ocurrió por que se encontraba sola y bajo llave en el apartamento que ocupaba con su progenitora. Conocimos que esta salió a divertirse. Cuando se produjo el incendio, los vecinos escucharon los gritos de la menor y, desesperados, rompieron la puerta y paredes para auxiliarla. Cuando llegaron a la habitación de la niña ya era demasiado tarde. Que cada madre tenga siempre en su conciencia, que una noche de ronda no vale la vida de un hijo.”

- Después de un intercambio de correos, me visita acompañada de una tía y de su abuela. La marca una profunda tristeza. Tiene un vacío que la castiga. Una serie de preguntas que nadie responde. Una pena que quisiera gritar, para que a otros no les pase lo mismo.

- Buen día tenga Licenciado, me dice, mis más sinceras felicitaciones por su trabajo, gracias le doy por su dedicación a cada persona que necesita su medio para saber ó alertar a las demás personas que leen su historia cada miércoles de lo que nos sucede, es decir, los problemas que vivimos a diario; y felicito al diario El Informador por darnos a conocer estas historias semanas tras semanas. Quiero decirle que mi familia y yo siempre leemos sus historias todas son conmovedoras, esta vez me tocó narrarle la nuestra porque no es mía nada más, deseamos y anhelamos, en verdad, de todo corazón, que de usted a conocer a toda la familia larense lo que nos sucedió.

- Agradezco los reconocimientos al diario y a mí, su gentileza, y le pido que me cuente
- Usted a lo mejor se enteró que el día 17 de Octubre en Patarata se quemó un apartamento y en el incendio resultó calcinada una niña de 6 años. Yo quiero darle a conocer detalles de ese incendio y cómo fue la vida de la niña; es tan grande y dolorosa la historia que no sé por donde comenzar. La niña, a quien llamábamos FRANK era hiperactiva, curiosa como todo niño, pila, atenta, no se le escapaba nada, prestaba mucha atención y grababa en un minuto, inquieta, dulce, cariñosa, amable, bondadosa, se expresaba muy claro, era capaz de hacer o decir cosas como toda una persona grande, le gustaban los dulces, las golosinas y más que todo los bambinos, era de buen comer. Tenía dos casas: la de Patarata donde vivía con su mamá, y en San José que es la casa de su papá, aquí vivió mucho, la mayoría de sus 6 años de vida. Aquí pudimos verla crecer y ayudarla en su educación.

- ¿Cómo fue su corta vida?
- Su mamá y su papá, que es mi tío, lucharon mucho para poder concebir a ese regalo de Dios, porque la niña fue un milagro. Su mamá antes de tenerla, tuvo varios abortos. Ella pasó el embarazo en cama con cuidados. Cuando llegó el día del parto se presentaron complicaciones. El médico de guardia ese día, salió del quirófano a preguntarle al papá por quién se decidía, por su esposa o por la niña. Recuerdo que él dijo: “No, doctor me salva a mis dos mujeres, no quiero una, yo quiero a las dos”. Como a la mamá le practicaron una cesárea quedó muy delicada, yo me tenía que ir todos los días para el apartamento porque mi tío vivía allá cuando nació la niña, bien temprano para hacer los quehaceres de la casa. A las semanas ya la mamá se sintió mejor, no seguí yendo para el apartamento pero me había encariñado tanto con la niña que decidí irla a buscar todos los días y traérmela para casa de su abuela que es donde yo vivo, todos los días

- ¿Cómo era la relación de los padres de la niña?
- Bien… hasta que, en algún momento, no siguieron viviendo juntos. La niña quedó con su mamá, pero igual seguía viniendo para la casa. Ella pasaba hasta una semana aquí y su mamá ni siquiera llamaba para saber de su hija, quien estuvo viviendo varios años con nosotros. Aquí estudió. Estando aquí comenzó el preescolar. Al tiempo presentó unas convulsiones. Estaba muy tranquila y de repente convulsionó cuando tenia 3 años … se puso en control con un médico pediatra quién le ordenó unos tratamientos, A la par que mi abuela, quien también era su abuela, le hizo una promesa a la Divina Pastora, de caminarla ella junto a la niña… y la niña no convulsionó más. Desde entonces mi abuela y la niña dormían en un mismo cuarto para poder estar pendiente de ella por sus convulsiones. La madre, entonces, comenzó a buscarle guerra al papá y decidió llevársela a vivir nuevamente con ella.
- ¿Cómo la atendía su madre, en tu opinión?
- Desde ese momento comenzó nuevamente el descuido hacia la niña, ya que ella trabajaba , sus hijos estudiaban y a lo mejor hasta sola quedaba, nosotros nos enteramos de tantas cosas, que si se las cuento no termino nunca. La niña agarró un hongo en el cuerpo. Un día su mamá la llevo al río y la niña tropezó y cayó encima de unas brasas, y se quemó su barriguita. Lo último de tantas travesuras de la niña y descuido de la madre, fue cuando la niña llegó con su pelo todo trasquilado, se lo cortó ella misma, y dicho por la niña misma ese día se encontraba sola. Su papá le ponía la piscina a FRAN, porque él la complacía en todo, nunca tuvo límites para con la niña, fue con su rayito de luz el mejor de los padres, mientras que su madre, le mandaba facturas de todo lo que ella le compraba a la niña. La última vez que vimos la niña fue un viernes 10 de Octubre ese día se despidió como siempre, sin siquiera presentir que sería la ultima vez que la veríamos, porque no volvió más.

- ¿Cuándo y cómo se enteraron del accidente?
- El día viernes 17 de Octubre, estábamos esperando a la niña que nunca llegó. Su papá le tenía un señor de confianza que la buscaba. Ese día él señor fue pero la niña supuestamente no se encontraba; en la noche volvió por la niña y su mamá le dijo que estaban en un centro comercial. Él se ofreció a buscarla, pero no la encontró. Se cansó de esperar, pero nunca llegó. Esa misma noche del día 17, a las 10:30 pm, nos dieron la mala noticia: que se había incendiado el apartamento donde se encontraba la niña y ella estaba ahí dentro. Nosotros desesperados nos fuimos y cuando llegamos allá, la niña estaba adentro del apartamento en el cuartico donde dormía, carbonizada, se quemó toda… no quedó de ella nada. Sonaron muchas sirenas de ambulancias, policías, bomberos, como a las 8 de la noche y fíjese usted Licenciado a la hora que nos vinieron a avisar, cuando ya era demasiado tarde.

- ¿Qué les dijeron los vecinos?
- Todos los comentarios que se escuchaban esa noche, era que la mamá no se encontraba en casa, que la niña estaba sola, encerrada bajo llaves en ese apartamento. Hubo una señora que comentó que la niña le pidió comida por la ventana del apartamento, la señora no le pudo dar nada ya que la puerta se encontraba cerrada, es más el único cuarto que se quemó fue el que ocupaba la niña, todo lo demás quedo intacto, bueno lleno de humo, ahumado pues. Estaba cerrado por fuera, si lo hubiera estado por dentro, ella lo hubiese abierto. Es más, dicen los vecinos que los gritos se oían en todo el edificio “mamá, sálvame”…”mamá ayúdame”. SI la mamá hubiera estado allí, seguro lo habría intentado, se habría quemado, rasguñado….pero nada, Licenciado. Esa noche la madre estaba bien vestida, y con todas sus prendas…como de fiesta. Nunca como si hubiera tratado de salvarla del incendio. Ninguna seña que pudiera testimoniar ese esfuerzo.. Como dicen los vecinos…simplemente, no estaba ahí.

-¿Qué sientes?
- Se podrá imaginar usted como nos encontramos por la ausencia tan grande que nos ha dejado la niña. Es tanta la falta que nos hace que quisiéramos devolver el tiempo, pero sería absurdo. Por eso le pido con todo mi corazón que por favor relate esta triste y dura historia. Le voy a entregar estos recortes de periódico que testimonian lo que ellos publicaron acerca de esa tragedia, de estos días tan largos, de estas noches tan oscuras. Nuestra pelúa, así le decíamos por cariño, ya no se encuentra con nosotros. De ella nos quedaron muchos recuerdos, los suficientes como para sentirla cerca, hasta que nos toque reunirnos con ella. Su bicicleta quedó nueva, esa se la trajo el niño Jesús el año pasado. Sus muñecas eran espelucadas como era ella, les hacía unos moños que daban risa. No sabe Licenciado, que días tan duros estamos pasando. Su piscina ya no será llenada para que nuestra FRAN se bañe. Esto es algo que a nosotros nos dejó una inmensa cicatriz que jamás podremos borrar. Este vacío, este dolor, este pedirle a Dios todos los días, que esto no quede así. Sobre todo cuando pensamos que esa muerte tan cruel Licenciado, que el inmenso horror que debió vivir esa niña…pudo ser evitado.

Han sido obligados por las circunstancias, a ocupar un espacio en el vacío. A ser golpeados por una misma sombra, una misma noche. A colocarse frente a la mudez, aturdirse con lo que debieron ser las peticiones de ayuda, resignarse a que ya no habrá en sus vidas lugar para el olvido. Han sido obligados a visitar las intimidades de la soledad. A transitar el hambre de las pequeñas miserias y sus letales consecuencias. A ver de cerca el rostro de la muerte, y desde allí, desde el aposento del amor convertirlo en ángel para poder de nuevo ver florecer las azucenas. Hoy deben inventar las sonrisas, crear alegrías donde solo hay almas dolidas por ese luto precoz que agobia. Y en eso del vivir, han tenido que hacer y deshacer caracoles y ferrocarriles. Se han tenido que imaginar a su rosa en el viento. A sus muñecas pelùas, tratando de justificar los nuevos sueños. Beber el néctar de los dioses para poder renunciar a la venganza, y allí en medio de la divinidad de esas esencias, masticar las más tormentosas pesadillas. Recién, comienzan a oír los murmullos del tiempo. A los grillos, pulir con su fina lima la tranquilidad de la noche. A las luciérnagas, alumbrar la oscuridad de sus tristezas. A los árboles, tratar de detener el día, a más de una madre pensar solo en ella… y equivocarse, en eso, repetidamente.






0 comentarios: