No solo me pega

(Publicado en el Diario El Informador el 03.09.08)

No solo me pega
Amenazó a mi hijo de muerte


Lic. Víctor M. Barranco C.

Aturdida frente a sus sombras. Esas que cabalga mientras llora sola su infierno. Sin saber siquiera si anochece o amanece. Desahuciada de la esperanza, de la paz, de esa serenidad que buscó cuando decidió hacer familia propia esa que hoy, en parte, se ha convertido en estadio de huracanes y tormentas. Con una luz cercana, su hijo de apenas 17 años quien también ha comenzado a pagar las consecuencias de convivir con un hombre maltratador, de doble personalidad, y cuyo encanto inicial quedó como un sueño de noche de invierno, es víctima también de la violencia doméstica de manos de su marido, un flamante profesor universitario. Meditabunda, como quien pide cuentas al tiempo, al porvenir, a esas pequeñas iras que van reconciliando los miedos. En medio de su propia tragedia, avanza. Pelea. Denuncia, con los muchos temores de no poder hacer justicia en lo que es su verdad, su padecimiento, ese horror en que se ha convertido cada segundo de su vida. Más aún cuando, a pesar de una medida de restricción, lo consigue a él en la Universidad donde también es su compañero de trabajo. Allí, según ella, lo alcahuetean en esa actitud de de golpear a su mujer y de incluso haber amenazado a su hijo adolescente de muerte. Hay una solidaridad cómplice que se regodea en la falsa amistad. Allí, en la imagen de todos los días… como desafiando los caminos de la moral. A la búsqueda de esa ruta que lleva al sitio donde subyace la angustia. Donde debe permanecer muda, soportando las negaciones para la derrotada viajera que aún en medio de ese torbellino que le lacera el alma, la piel, que amenaza la vida de su hijo adolescente le obliga a recrear en espejismos de justicia, lo que sueña cada madrugada como puerto. Por eso en el suelo, debajo de las aceras, en el sitio oscuro, callado, ojeroso donde se esconde la marca de su insomnio...las cruces, las flores, el dolor, el moretón, la laceración de la piel y de la mente presagian tristezas de minutos eternos. Por eso en el sur, donde terminan las aves, los peces, los insectos, allí donde solo quedan los pies, la miseria y los albañales, en el sitio mismo donde le aguarda un espacio para la última morada y la última pesadilla, grita su miedo, la agresión de que es objeto a la búsqueda de una cobija que la proteja del frío con el que su pareja anudó en pequeño y lastimosamente sus huesos a la tierra. Sola con su hijo, toma sus viejos pies y los entierra de nuevo en sus madrugadas...aunque según ella, ya inservibles por el tiempo y el miedo recorridos en continúa espera…y en medio de crueles golpes cuyas cicatrices le siguen indicando cada padecimiento.


-¿Cómo estás María Teresa? ¿Qué te pasa?

- Estoy viviendo un infierno. Soy una mujer abusada. Una madre maltratada que vive no solo la impotencia ante la agresión, sino el miedo ante amenazas a su hijo y la impunidad de quién las comete…mi marido.

- ¿Cómo es eso?
- Celebro haberlo conocido porque se juntan el tiempo y la oportunidad para pintar sobre este lienzo que es su página de los miércoles en el Diario El Informador, como una artista con el corazón en carne viva, mí travesía por el mundo del miedo y del irrespeto; mi viaje desde que fue herido de muerte mi principio vital (en manos de un maltratador), hasta el hoy enfurecido de ganas de alertar a otras mujeres que como yo, quizá están viviendo la misma historia… A él lo conocí en un salón de clases, en la Universidad. Era alto, fuerte, bien parecido. Desde el primer instante me impactó porque era diferente. Sagaz en sus respuestas, directo y asertivo en sus comentarios, ocurrente y atrevido en sus planteamientos, simpático, educado, caballeroso y gentil. Era realmente “encantador”. Tenía estudios de 3º y 4º nivel (postgrado y maestría). Excelente conversador y con el don propio de un maestro, de enseñar contando historias propias y ajenas. Formamos un grupo heterogéneo de alumnos y profesores y nos sentábamos algunas tardes a escuchar sus historias. Una noche de marzo, me enfrenté con la realidad inevitable de que me había enamorado loca y apasionadamente de ese “encantador”. Comenzamos entonces una relación; al principio distante y clandestina, posteriormente cercana y pública cuando él me presentó ante sus familiares, colegas y amigos, como su futura esposa. Nunca imaginé que en cuestión de semanas, esa relación se convertiría en el mar más embravecido y turbulento; en un viaje en el tren del vértigo, de la angustia, del miedo y del sin sentido; en un viaje al reino de los por qué.

-¿Cómo no darte cuenta, tú una mujer con estudios, adulta, perceptiva, inteligente?
- No lograba poner en orden mi mundo interior. Totalmente desenfocada, prisionera de sentimientos intensos y contradictorios; anulada en su capacidad de decisión; reo del temor y la inseguridad; paralizada ante las agresiones; inutilizada en sus repuestas instintivas de autoprotección, me preguntaba una y otra vez: ¿Esta mujer que se manifiesta, soy yo realmente? ¿Qué pasó conmigo? ¿Qué poder tiene ese hombre para impactar de esta manera mi identidad individual? ¡El amor no debe doler!, decían mis amigas, y el comentario golpeaba mi mente como un martillo. ¡Tú dictas talleres de crecimiento personal! Y… ¿no percibes el daño que “ese hombre” le está haciendo a tu autoestima? - reprochaban mis colegas instructores. Sus reproches atravesaban mi cabeza como dagas potentes y afiladas. ¿Por qué yo permitía que él me aislara de mis padres, de mis hijos y de mis amigas? Por qué yo consentía que “él” revisara todos los mensajes y todas las llamadas que llegaban a mi teléfono? , si “él” no me permitía ni siquiera tocar el suyo. ¿Por qué yo aceptaba soportar el silencio y el desprecio que proseguían después de sus ataques de celos? ¿Por qué yo no reaccionaba ante tantos insultos y descalificaciones? ¿Por qué la indignación y la impotencia ante tantas acusaciones injustificadas, no me daban las fuerzas para alejarme definitivamente de su lado? ¿Por qué los moretones que reflejaba el espejo en el que me arreglaba todas las mañanas, no activaban a la poderosa mujer que antes se comía el mundo?¿ Por qué caía, vez tras vez, en esos ciclos de huida y regreso, si sabía con certeza que al regresar me esperaban las ya conocidas y destructivas dicotomías: Atenciones – Agresiones; Sosiego – sobresalto; Reconocimiento – descalificaciones; Alegrías – tristezas; Nuevas motivaciones – depresiones; Acompañamiento – indiferencia; Conversaciones – extensos períodos de silencio; Amor – desprecio; Caricias - golpes (las mismas manos que acarician…golpean); Besos - mordiscos lacerantes; Sexo de alta frecuencia – abstinencia castigadora; Cielo – infierno; Vida – muerte?.

-Y con toda esa capacidad de analizar ¿no reaccionaste?
- …Solo reaccioné cuando él amenazó de muerte a mi hijo…quien tiene solo 17 años de edad, y quien indignado por los maltratos que había recibido su madre, lo abordó y confrontó públicamente. Este señor, con su súper ego herido, detonó en una de las escenas más violentas que he presenciado y amenazó con contratar a un delincuente de un barrio cercano para mandar a matar a mi hijo. Entonces me dirigí a la Viceministra de Políticas Académicas del Ministerio de Educación y le conté que en los archivos del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC), reposa un expediente, numerado H.- 657.826: una denuncia por violación a la “Ley de la mujer con derecho a una vida libre de violencia” y por violación a la “Ley de Violencia contra la Mujer y la Familia” y las actuaciones signadas con el Nº 15F1-1769-07 de la Fiscalía Primera de la Circunscripción Judicial del Estado Miranda, con fundamento en lo dispuesto en los artículos 1, 2 y 3, capítulo I, de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Luego de seguidos los procedimientos de rigor, el día 14 de marzo del presente año, Fiscalía Primera consideró imponerle las Medidas de Protección y Seguridad establecidas en la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a mi agresor, y quien es profesor contratado en una Universidad Nacional.

- ¿Obtuviste algún resultado concreto de esas acciones?
- Una medida cautelar a mi favor y el de mis familiares y en contra del maltratador. La medida de protección prohíbe al ciudadano antes referido, el acercamiento a mi persona, y le impone la prohibición de acercarse a mi lugar de trabajo, de estudio y residencia. Además le prohíbe realizar, por si mismo o terceras personas, actos de persecución, intimidación o acoso a mi persona o algún integrante de mi familia. Pero el caso es que mi agresor, trabaja como facilitador en la misma Universidad donde mis hijos y yo estudiamos y estamos muy preocupados porque hechos como el denunciado se repitan en el recinto universitario y porque esta situación nos está causando muchas perturbaciones psicológicas y emocionales, afectando nuestra salud psico-emocional y nuestro rendimiento estudiantil. Incluso agregué ante el despacho de la Viceministra que él, ha difundido en el recinto universitario, informaciones falsas sobre mi persona y sobre mi hijo de 17 años, dañando mi reputación y la reputación de un menor de edad que además es alumno de la institución donde el maltratador trabaja como facilitador, violando de esta manera, el reglamento interno de la Universidad, la medida cautelar y también la Ley Orgánica para la Protección del Niño y el Adolescentes en sus artículos 56 y 65.

- ¿Qué pretendes conseguir con que yo publique tu caso?
- A usted lo lee mucha gente. Incluso acá en Los Teques por Internet. Una amiga me señaló hace meses la dirección de la página web de El Informador y todos los miércoles lo leo. Esa dirección se ha ido regando y mucha gente comienza a leerlo en otros estados. Mandé a comprar su libro y me he dado banquete con él. Por eso quiero que publique mi caso. Para que muchas como yo, salgan del silencio y sepan que gracias a una pelea por los derechos de una mujer maltratada, él –un maltratador como muchos que simulan una vida que no tienen- no podrá acercarse nunca más ni a la que fuera su esposa, ni a su entorno familiar y será responsable penalmente de cualquier acción contra la integridad física de cualquiera de ellos. Hoy yo, la mujer que soy, la que se había perdido está de regreso: para recuperar todo la que había perdido; para construir una nueva historia de lucha, de conquista y de éxito; y para alertar, liberar, sostener y acompañar a otras mujeres que todavía viajan en ese tren del vértigo que lleva por nombre: “maltrato” y por apellido: “violencia contra la mujer ” Nuestro espacio, el de la mujer, tiene hoy una marquesina, que gira y gira en nuestra mente y crece y crece en nuestra voluntad y corazón.

Ha ido sobreponiéndose a la larga noche. Y ya no renunciará más al sitio aquel donde nacen los tulipanes. Ni volverá a despedirse del lugar donde no se ha estado sino en los sueños. Ha decidió dejar las vivencias angustiosas allí, en el rincón de lo vivido…para no repetir el mismo calendario amarillento que permitió marcar en sus noches cada uno de sus camposantos diarios de agresión familiar. Hoy solo quiere ir atrás para rescatarse en algún lugar de su proyecto de vida. Cerciorarse que ya no queden huellas que la maltraten. Pulsar la dimensión del horror sufrido. La conciencia. Pasearse por aquel vientre fecundo que le proporcionó una extensión a su vida. Llegar al sitio de la lluvia, y tratar esta vez de que la deje ver el silencio, que no acalle su grito de justicia, ni permita el florecimiento de su temor o de su fracaso. Solo aspira celebrar el despertar de esa pesadilla, donde con el rumbo extraviado y ese arrepentimiento por haber creído en el cuento que todo amor… debe producir, al menos, una sonrisa.










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