Sexo

(Publicado el 24.10.07)

Sexo
…para poder aprobar una materia

Lic Víctor M. Barranco C.

Allí, al fondo del sueño…detrás del abismo, donde colinda la dignidad justo en la frontera del grito. En el lugar aquel donde mueren los grillos, excretan las mariposas, donde hacen fiesta los insectos, donde debía haber un conocimiento, unas credenciales académicas, una jornada estudiantil por evaluar…hay algunos docentes recostados al primer instinto, ese que determina frente a ella no su conocimiento, sino su disposición a satisfacer la aberraciones de quien armado de tiza, y poder evaluador, la somete sexualmente a cambio de no hacerle perder su carrera. En lo irremisiblemente solo, cerca de lo necio, donde perece la suerte, la inteligencia, la providencia, el estudio, el saberse la materia...allí, al principio de la angustia, donde en vida a veces comienza la muerte, el albor de la noche muestra donde habita la podredumbre…en el bolígrafo de ese Profesor que maneja una larga cadena de presiones indebidas. Ya le habían hablado de él, de sus impudicias, de sus chantajes, de sus babeadas insinuaciones...pero no creyó. El había sido alto funcionario, y aunque su salida de su cargo no era de lo más honorable, no lo creía capaz de tanta inmundicia. Se equivocó. Frente a una reprobación a todas luces injusta exigió una revisión de su exámen. Una invitación que juzgó en principio sana a un centro comercial del este de la ciudad para hablarlo, sin mayores consecuencias, resultó su primera evidencia. En ese café, casi sin disimulo, él le sugirió alguna amabilidad para resolver el problema. Le recordó, bien enterado estaba, que esa materia podía hacerle perder la beca…y por ende la carrera. Sin que se le ruborizara el rostro, el Profesor trató de tocarla, recordándole cada vez con menor pudor…cómo la tenía en su mano, y cómo, con solo un poco de comprensión, solo un poco de cariño –“total, a estas alturas no creo que seas virgen”- podía resolver su problema. Entendió que no le dejaba otro camino, sus compañeras afectadas le habían señalado que después de muchas denuncias, él seguía allí, protegido por esa sociedad de cómplices de quienes tienen las mismas debilidades. Así que debía decidirse. Soportar ese dolor nuevo en su vieja herida purulenta, la de la pobreza, de no poder pagar y no poder darse el lujo de perder la beca…la única que, en definitiva, podía obligarla a trajinar las aberraciones propuestas abiertas desde siempre en la mente de él, frente a debilidades como la suya. Fue a la Universidad a superarse, pero encontró que para poder graduarse, debía pasar por un atajo más inmundo que el del hambre…el de la indignidad. Sin muchas opciones para escoger. Y lo que es más grave, sabiendo la materia. Pero allí, donde han sido hechas públicas muchas irregularidades, una excreta tapa la otra…y juntas, todas las arbitrariedades.

-¿En qué te puedo ser útil, le pregunto?
- “Lo he venido leyendo, así como lo hace mucha gente todos los miércoles Licenciado. Usted se ha convertido, para muchos, en la voz de quienes son abusados en su género y en su condición. Si bien antes lo hacía con mucho éxito en televisión, esta etapa en El Informador le ha conferido una dimensión humana a la que, víctimas como yo, podemos acudir para que grite por nosotros. Por eso lo llamé, para contarle mi historia en la Universidad donde estudio, pero que no es exclusiva de ella, sino que se repite en muchos centros estudiantiles de la ciudad, donde para poder aprobar hay que, independientemente que sepa la materia, pasar por la operación colchón”

-Cuéntame….
- “En la Universidad donde estudio, viene haciéndose costumbre impune el que algunos aberrados con carnet de profesor, chantajeen a varias de sus alumnas con sexo, para poder aprobarles la materia; o mejor dicho, para no reprobársela. Que es mucho más grave. Y sin que se pueda hacer nada, porque se protegen unos a otros. Hay muchachas a quienes le han aplazado tres y cuatro veces la materia hasta que ceden...y algunas como yo, de muy escasos recursos económicos que somos más vulnerables, porque ellos saben que si perdemos la beca que tenemos...adiós carrera y adiós sueño. Adiós posibilidad de poder superarnos”

- Pero, y discúlpame la pregunta, ¿no usarán esas acusaciones muchas alumnas para justificar su reprobación??
- “En esa posibilidad de duda se basan muchos, y se escudan ellos. Es más, y ahora perdóneme usted por el abuso, se cuenta en la Universidad que hace muchos años ante una denuncia de este tipo que le hicieran en su programa de televisión, usted dotó a una estudiante de un grabador y grabaron a uno o dos profesores proponiéndole sexo a una estudiante a cambio de no reprobarle la materia… ¿es eso verdad? Porque si lo es, licenciado, usted mejor que nadie sabrá que tengo razón”

- Tienes razón…cuéntame tu caso concreto
- “Hay un Profesor con fama de abusador, que se las da además de playboy, a quien siempre se le ha señalado de cambiar sexo por aprobación. Fue un funcionario público a quien dice sacaron de la administración oficial por la puerta trasera y quien es ahora hombre de recursos y docente universitario. Este señor se antoja de alumnas jóvenes a quienes reprueba indebidamente y cuando se le reclama, aprovecha para ofrecer notas aprobatorias solo si pasa una por su cama. Y no hay forma de salirse de su amenaza pues está protegido por otros como él, que son quienes deciden en la Universidad. A mí me reprobó, y cuando le pedí revisión de prueba, me invitó a un centro comercial del este de la ciudad a conversar, lo que me dio confianza por lo concurrido del sitio. Y por lo que pensé que conmigo llevaba solo intenciones académicas...pero qué va, Licenciado…se me fue de frente, sin sutilezas, ni insinuaciones, por la calle del medio. Y me dijo, sé lo de tu beca, sé que no te puedes dar el lujo de perder una materia, así que un poco de cariño y cumples tu sueño...y yo el mío. El cínico llegó a decirme: somos una especie de pareja perfecta, yo tengo lo que tú tanto quieres que es pasar tu materia...y tú tienes lo que yo tanto quiero que es un rato de intimidad contigo…cruzamos los deseos, y ambos somos felices.”

- ¿ Qué hiciste?
- “Hablé con compañeras, con alguna autoridad, pero fue en vano. Mientras, él me llamaba y me decía que le quedaban días para entregar las notas…que o me decidía, o me despidiera de la carrera, de los sueños, de la Universidad. A tal punto llegó la presión, que en pleno salón de clases cuando alguien preguntó por las notas señaló que no las había entregado porque estaba esperando una revisión de pruebas que yo le había solicitado, y la cual no se había realizado porque estaba esperando que yo le fijara una fecha para hacerlo. Lo llamé, le dije que si no era suficiente con lo que me había humillado…y me dijo. “tú sabes mejor que nadie que hay muchas que se me insinúan para que las pase y no las tomo en cuenta. Tú eres la elegida, así que o te decides, o te despides”…y no hice sino llorar, llorar….”

- ¿Cediste?
- “Si, Licenciado, fue tanta la presión y tanta la necesidad de que no me botaran de la Universidad…de no ver a mis padres frustrados después del orgullo de ser la primera en la familia que iba a una universidad y, además, a una Universidad privada gracias a una beca alcanzada con suficiencia de calificaciones…de no sentirme culpable, que cedí a los instintos de la bestia con poder de arruinar mi vida. Me violó amenazándome con una tiza, una calificación en vez de una pistola o un puñal, pero con los mismos efectos devastadores y de intimidación que estos últimos. Pasé la materia, terminé la carrera, pero quedé traumatizada para siempre. A pesar que ese día me bañé muchas veces, no me he dejado de sentir sucia desde entonces”

- No valió la pena tanto sacrificio...
- “No, Licenciado. Fue peor el remedio que la enfermedad. Pero en ese momento me sentí sin salida. Y mucha compañera mía me mal aconsejó, quizás no con mala intención…sino para que saliera de mi desesperación. Por ello le llamé, porque sé que el tipo sigue haciendo de las suyas. Incluso, recientemente y que abusó de una estudiante usando el mismo método que usó conmigo, y sin embargo la reprobó...y cuando ella le reclamó, éste le dijo que lo había hecho porque le había gustado mucho y quería estar con ella de nuevo…¿cómo le parece?. Por eso quiero que publique mi historia que, aunque no estimule la apertura de un expediente interno para este aberrado, por lo menos lo detenga. Que él sepa que usted sabe quién es…y no duerma pensando que algún día pueda usted publicar sus nombre o sus señas…quizás eso lo detenga, y salve usted a mucha estudiante pobre o desprevenida de ser violada por este abogaducho en mala hora nacido”

- ¿Venganza?
- “No, justicia. Incluso abogados como yo, que ahora lo soy, hemos aprendido en el ejercicio que cuando falla la justicia a través de sus órganos regulares, siempre quedan los medios de comunicación social como recurso. El poder teme más a los medios que a las autoridades universitarias o a los tribunales que sabe que pueden influir…pero en los medios, la cosa se les hace mucho más cuesta arriba. Eso sí, solo los medios serios a quien uno cree y en quien uno confía.”

La dejo, animada en su lucha por la propia tristeza, por sus verdugos, sus rabias, los vicios ajenos…donde descubre palomas mensajeras para rescatar auroras de primaveras infinitas. Tiene una nueva luz que recorrer desde el sitio de sus sombras, de su noche, de su largo silencio para dárselo a otras como ella y evitarles una violación docente. Un camino a recorrer con las mismas piernas que entrenan futuros y que no deben pagar más peaje que el del conocimiento para satisfacer sus sueños del logro profesional. Por ello se alza hacia el norte, el sol, lo trascendente…por ello vacía sus bolsillos manchados de tanto horror vivido, de tanta porquería adquirida en esas vivencias fortuitas y desgraciadas de parte de su intimidad, esperando que ahora sí valga la pena despojarse de cercos para ayudar y ayudarse. Así, se empina hacia lo mágico, lo indeleble, lo desconocido...donde se escriben las fantasías, las ilusiones las alegrías, las metas, los proyectos, las hipótesis, las tesis...donde la confesión y el ánimo de rectificar disminuye el peso de la conciencia, la estridencia de las culpas…donde es posible, desde la mente, hacer un camposanto nebuloso para enterrar para siempre, las humillaciones y los ruidos.

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