Yo misma

(Publicado en el Diario El Informador el 09.04.08)

Yo misma
me he hecho mucho daño

Lic. Víctor M. Barranco C.


Tiene apenas 14 años…aunque luce muy madura. Mujer hecha y derecha. Ha pasado, a su edad, por todos los caminos. Andado todas las dificultades. Abortado todos los sueños. Conoció a su papá a los cinco años. Y se convirtió en su princesa. Su padrastro en cambio, lo conoció –a pesar de haber vivido muchos años con él- una noche cuando despertó de pronto, y él estaba tendido en su cama desnudo, manoseándola. En su liceo, las armas, las drogas y el alcohol…ocupan el espacio de los libros. Allí no hay amigos, ni compañeros, si no te sumas a esa especie de submundo que las autoridades educativas no confrontan, y mucho menos corrigen, por miedo. Cambió de centro educativo, y allí tampoco tuvo mayor suerte. La novia de un amigo, se encargó de que las cosas fueran peor que antes. A pesar de ser cristiana, de conocer la Biblia, fue arrastrada…unas veces por solidaridad y otras por miedo, a ese jubilarse de clases para darle rienda suelta a algunos vicios. Confiesa que aunque estuvo presente, no participó en ninguno. Llegaba a su casa y vivía esa dicotomía contrastante entre su fe y su realidad. A la muerte de su prima hace cinco años, el único cariño realmente suyo que tenía, se volvió rebelde. Renegó de su Dios. Se peleó con unas compañeras, estuvo tres días en el Retén de Menores, donde observó a plenitud una de las posesiones del señor de los infiernos; abandonada por todos…incluso por su familia, pudo conocer de cerca, esa vendimia por la vida que allí se escenifica. Esa aberración sexual proveniente de la confusión en el afecto y la carencia de abrigo. La dura lección que le hicieron vivir, quienes no pudieron o no quisieron dársela en casa. Tuvo un amor, que murió. Dice, que un amor prohibido. Pues era un joven criado por su padre. Un hermanastro. Ha intentado suicidarse varias veces…aún cuando no ha celebrado sus quince. Aún cuando, ante la sociedad que la ha abandonado, no ha debutado como mujer…pero sí, como víctima. Anda a la búsqueda de un gesto amoroso de su madre. Quien la regaña. Quien la castiga. Pero quien nunca le da un beso. Le hace un cariño o la aprieta duro con un abrazo. Ha dejado de pensar en los demás. De creer en la amistad. De ejercer la solidaridad. Ahora solo piensa en ella. En elevar su autoestima, erosionada por todo lo que ha vivido sin apenas trasmontar la adolescencia. A su edad, no ha vivido de sueños…solo de amargas realidades. De larguísimas ausencias. Por ello, hoy recuerda más que nunca, y hace suyo como lema de vida y realidad existencial a aquel gran escritor venezolano, quien en boca de un personaje de una novela suya, señaló, para todos…encima de mi caballo yo; y encima de yo…mi sombrero.

- ¿Qué edad tienes? Le pregunto, cuando entra a mi oficina acompañada de sus compañeros
- “Catorce, me dice”

- Representas muchos más
- “Es que soy alta y he madurado mucho… a punta de golpes. Me he hecho mujer, a fuerza de sobrepasar tanta dificultad que se me ha presentado. He crecido a punta de ausencias y desamor. Me ha tocado ser una guerrera. Pelear por lo que quiero. Defender lo que soy. He sido sometida a todas las pruebas. Esas pruebas que nos ponen al borde del abismo”

- Y ¿cuántos y qué graves problemas puede tener una niña de 14 años?
- “Ni se imagina Licenciado. A lo mejor mucho más de lo que un adulto ha pasado. Ya le voy a contar todo. Por eso estoy aquí. Porque mi drama, o parte de él, es vivido por mucho adolescente sin que nadie haga nada. Sin que tenga nadie que lo oiga o que lo rescate. Sin que haya salvavidas, o manos amigas, o la confianza de los padres haciéndose presente para salvarlo. Por eso quiero que usted lo relate un miércoles de estos en El Informador. Para que quienes estén pasando lo que yo, se miren en ese espejo y reflexionen. Para sembrar en ellos una esperanza”

- ¿Tú crees que yo puedo hacer algo?
- “Claro que sí. Usted no se imagina cuánta gente joven lo lee. Cómo sus artículos nos llegan y nos hacen reflexionar. Por eso le escribí. Por eso estoy aquí, Primero me dio temor y por eso no vine la primera vez que usted me dio la cita…pero ahora con mi única y mejor amiga y algunos compañeros he venido a conversar con usted… quiero que cuente mi historia…para que muchos como yo, que transitan incluso por la idea del suicidio, piensen dos veces lo que van a hacer. Eso sí, salvaguardando mi identidad. Porque a lo mejor resulta muy complicado para muchos si saben que soy yo quien le contó esta historia”

- Cuéntame…
- “Soy hija de padres separados. Conocí a papá cuando tenía cinco años. Era muy tranquila. Hasta inocentona. Diría que feliz. Me crié con mamá y con mi Padrastro. Soy la hija única de mi madre. Para papá soy su princesa…pero solo hasta que aparecen mis hermanos. En el séptimo, comencé a tener problemas donde estudio. Eso es como un retén. Es muy feo. Allí no hay ambiente de estudio, ni de sanidad mental. Allí hay drogas, armas, alcohol ocupando el espacio de los libros. Allí conocí a mucha gente. En mi deseo de buscar y tener amigos, comencé a tener muchos problemas. A quien ayudé cuando me necesitó, luego me dio la espalda. Nos jubilábamos de clases…mis compañeros se iban, fumaban, manipulaban pistolas, drogas…cuanta cosa mala existe. Y Yo, empecé a vivir entre todo eso, a compartir toda esa podredumbre con ellos”

-¿Y los Profesores, las autoridades?
- “Hoy se ha perdido el respeto entre alumno-profesor. El Profesor tiene miedo a que le hagan algo y entonces cede o se hace la vista gorda. Ya no hay nadie resguardando los valores, ni enfrentando las miserias. Todos complacen. Todos ignoran. Todos esquivan el bulto. Nadie se mete. Hay un miedo que deambula libre por nuestros centros de enseñanza. Las armas se ven por debajo de algunas camisas...y la ola de embarazos es realmente sorprendente. Hoy son los alumnos los que imponen las reglas del juego, las condiciones...y hasta las notas”

- Y tú, feliz, inocentona como me dices… ¿cómo reaccionaste?
- “En la noche agarraba mi Biblia, soy cristiana, pedía perdón por lo que había hecho, o por dónde había estado…pero para nada. Al día siguiente volvíamos de nuevo. A ser igual. A compartir las mismas andanzas. Me cambiaron de colegio, y entonces tuve un problema con la novia de un chamo.”

- Tu padrastro. ¿cómo te la llevas con él?
- “¿Qué le digo?, quien me corregía, quien pretendió darme lecciones…una noche despierto ante un toqueteo que siento, ante unas manos que me tocaban de manera rara y cuál es mi sorpresa que era él, mi Padrastro, desnudo en mi cama, manoseándome por todo el cuerpo. Lo corrí de mi cuarto, y desde entonces debo dormir con llave para que él no pueda entrar.”

- ¿Qué hiciste?
- “No le dije nada a mamá…no quería complicar las cosas. Tampoco mamá me oye. No me presta atención. Solo me regaña. Debo mendigarle un abrazo, un beso, un cariño. Ella solo sabe de regaños, de castigos, de llamadas de atención...jamás me ha atendido, ni entendido. A lo mejor si lo hubiera hecho, las cosas serían distintas. Para ella, otras son las prioridades….entonces no me quedó otra y me refugié en mi prima…una persona muy especial. Pero se me murió y eso me dio una gran rabia que hasta me puse en contra de mi Dios. Me volví rebelde. Estuve en el retén de menores porque me pelee con otra niña y como su papá es abogado, logró internarme allí por tres días. Mi papá que tenía cómo evitar que yo fuera, dejó que me internarán en ese antro y que para que aprendiera…tampoco él abogó por mí”

- ¿Cómo fue tu pasantía en el retén? ¿Cómo fueron esos tres días?
- “Horrible. Ese es un mundo demasiado feo. Ese es el peor de los sitios donde enviar a alguien que necesita una lección o ser corregido. Hay mucha violencia. Mucha rabia. El odio inundando el ambiente, también mucho lesbianismo. La falta de cariño, la soledad, confunde los afectos. Imagínese cómo serán las cosas allá adentro que una de las compañeras me dio una 22 para que me defendiera ante cualquier posible agresión”

- Y tú sabes manejar armas?
- “Sí. En el liceo se las guardé a amigos en la cartera. Las tuve y hasta me enseñaron a dispararlas”

- ¿Cómo te fue con las otras reclusas?
- “Tuve dos compañeras en el retén. Una de ellas, había asesinado a su padre y a su madre. A su padre porque la había violado, y a su madre porque trató de evitar que lo matara…y le digo que me impresiono su mirada. En sus ojos había mucho odio. Una rabia infinita. Uno de esos destellos que atemoriza. Nunca una mirada me había perturbado tanto”

- Y el amor… ¿nunca tocó tus puertas?
- “Si. Tuve un amor platónico, y murió. Era un amor como prohibido. A él, lo había criado mi papá…éramos como hermanos. Cuando mi papá se enteró, lo mandó a Margarita para apartarlo de mi vida…allá, lo mataron. Tal vez usted se preguntara el por qué no le hablo de amor…pero le responderé que solo y simplemente porque uno como persona no puede hablar de amor si no tienes felicidad; esas palabras siempre las llevo presente y sin embargo, aunque no las viva ni las sienta, aconsejo sobre el amor a mis amigas y mis consejos ayudan al quien mas lo necesita. Pero qué hago licenciado, si mi vida esta llena de callejones sin salida. Mi vida no es vida, porque entiendo que parte del sufrir es vivir y parte del reír es vivir… pero es que mi vida esta llena de sufrimientos que de verdad no me corresponde. Tal vez será por eso que sufro porque me meto en cosas que no debo por solo cubrirle las espaldas a mis "AMIGOS”…pero lo que en verdad me duele es que quiero y deseo ser importante para todos porque me siento excluida del mapa; incluso mi mamá aparenta que me ama y que soy única para ella pero hago algo malo y Dios, entonces soy la peor… de putita para arriba... ”

- Ha sido dura la vida contigo…
- “Así es Licenciado. A tal punto que he tratado de suicidarme varias veces. Hoy día tengo problemas renales y hepáticos, a causa de las pastillas que me tomé cuando atenté contra mi vida. Yo misma me he hecho mucho daño.”

-Me imagino que algunas lecciones habrás aprendido…Uslar Pietri dice en uno de sus libros que las dificultades son la estación de las virtudes...
- “Así es. He aprendido que hay que tener cuidado con las amistades, porque mucho de los jóvenes se pierden es por ellas. Que el suicidio no es la solución. Que hay que quererse mucho. Luchar primero por uno y después por los demás. Hoy tengo el sueño de realizarme. De ser mejor. De estudiar y graduarme. Quiero crecer como mujer, darme mi puesto como mujer siempre. Antes tenía baja la autoestima, ahora no. Ahora pienso en lo que voy a ser, por eso quiero ser mejor…pero fundamentalmente por mí, por nadie más. Incluso, hay un chamo que me gusta, pero no le digo a nadie…menos a mamá, porque como le dije ella conmigo es puro regaño…nunca un beso o un cariño; y ya me cansé de pedirle un abrazo”

Se despide de mí, mujer adulta a sus solo 14 años… a punta de decepciones y fracasos. Siento que ha encendido una luz por la esperanza. A la espera que en la esquina siguiente de su vida, donde seguro el amor le aguarda, surjan de improviso como sorpresa grata… una sonrisa espontánea como la de los niños pequeños, una brisa fresca que –por fin- anticipe primaveras, el anuncio de otras bondades –hoy desconocidas por ella- para que pueda enterrar el miedo, definitivamente, de ese pasado claudicante que la atormenta y que le ha marcado agrediéndola desde lo peor de su existencia. Que de repente, sin esperas, como ayer brotaron los dolores…haya ahora juguetes nuevos para la niña triste que se cubrió de tiempos una tarde cualquiera, que conoció el lodo, las fechas de incienso, los terremotos, las turbulencias y hasta los carnavales donde se disfrazaron de amigos las viejas espinas. Por eso hoy, después de haber tocado el fondo, lo íntimo, el sitio donde yacen todas las malezas…en lo oscuro, lo irreversiblemente negro, hacia abajo, en el asfalto, entre la tierra y el hombre…donde ya no hay pisadas, ni restos, ni huellas…hace un nicho nuevo, un plan de vida alterno, para emerger hacia donde ella y solo ella va a fijar su futuro, su meta de mujer, su sueño frustrado de hija… para la larga carrera de su muy corto tiempo. De esos muy largamente vividos 14 años.



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